Vivir libre y sin apegos para ser feliz

Por Lilia Santana

Según especialistas, en la generalidad, las personas adultas siguen patrones de comportamiento aprendidos desde su infancia, por lo tanto, tratarán de satisfacer los deseos y pasiones a los que se han apegado desde etapas tempranas de su existencia.

Cuando somos adultos contamos con vitalidad y herramientas para cumplir aquellos deseos anhelados, pero… ¿Qué pasa cuando estos sueños se frustran y la vida nos exige hacer cambios profundos, a los que nos resistimos por temor a sufrir?

La influencia que nuestras infancias tienen sobre la personalidad define la edad adulta, según el medio Psicología y Mente.

Cuando la gente dice que hace las cosas porque «somos así» y ya está, lo cierto es que tanto los hábitos como las formas de interpretar la realidad que adoptamos en nuestra niñez, tendrán un importante efecto en nuestra manera de pensar y sentir una vez pasada la adolescencia.

La manera en la que los demás nos enseñan a juzgarnos a nosotros mismos durante la infancia, también influye mucho en la autoestima y el auto concepto que interiorizamos en la edad adulta y nos hace o no capaces de aceptar cambios en el futuro.

Entonces, los cambios en la vida se enfrentarán según la fortaleza en la estructura emocional de las personas, pero cuando la vida consiste en satisfacer los deseos y pasiones, es cuando, de forma sutil y sin darnos cuenta, las personas dejan entrar a los apegos, los cuales te harán sentir seguro y cómodo, no obstante, a la vez, estos te irán controlando y te esclavizaran.

El apego desde la psicología

Según Walter Riso, Doctor en Psicología y especialista en Terapia Cognitiva, el apego es un vínculo obsesivo con un objeto, idea o persona, que se fundamenta en cuatro creencias falsas que:

  • Es permanente,
  • Te va a hacer feliz,
  • Te va a dar seguridad total y
  • Dará sentido a tu vida.

Cuando tienes un apego, te haces incapaz de perder algo o a alguien, y no aceptas el desprendimiento.

Según Riso, el ser humano es ignorante, considerando que en los países orientales te educan con la ley de la inpermanencia, de que las cosas se van y no son para siempre, de estar listos para la pérdida.

En el libro Desapegarse sin anestesia, Riso, asegura que el apego, o las dependencias emocionales, que todos los humanos edificamos, significa el principal motivo de sufrimiento de la humanidad.

Es decir, si consideras que algo o alguien en tu vida son indispensable para tu felicidad, tienes un grave problema, porque “estás a la sombra de tu amo”, “crear una relación dependiente significa entregar el alma a cambio de obtener un falso placer y seguridad”.

Vivir apegado, de acuerdo con Riso, refleja, cómo el ser humano vive como un adicto, considerando que el apego corrompe y se pierde la dignidad, el respeto y los valores más esenciales.

También se pierde la libertad y nos incapacita para tomar decisiones.

Cuando vives con apegos pierdes tranquilidad porque una de las características del apego es el miedo a perder aquello que deseas.

Finalmente, pierdes también la alegría.

Tu mente está tan metida en invertir recursos que pierdes la posibilidad de disfrutar la vida con muchas otras cosas, te absorbe.

Buda decía, “una de las causas del sufrimiento y el dolor humano, es precisamente el apego y también que está relacionado con los deseos”.

Todas las personas tenemos deseos pero cuando eres incapaz de renunciar al deseo, estás en el apego, por lo que hay que identificar cuándo eres incapaz de renunciar a algo.

Para poder liberarnos del apego, la aceptación es una buena práctica, porque te permite vivir la experiencia con sabiduría.

Aceptar es saber que, si yo estoy viviendo aquella situación, hay algo que yo debo aprender y eso lo puedo aplicar a cualquier situación en mi vida.

Según el medio Aumentando mi autoestima el desapego es el sentir tus necesidades, tus anhelos, tus deseos y soltarlos.

Según éste medio, para sacar lo mejor de ti mismo lo vas a hacer en medio de dificultades, con circunstancias que te hagan tomar esa decisión tan importante.

Las cosas o situaciones cambian y aceptarlas es sano, como decía Heráclito hace cientos de años “Nadie se baña dos veces en el mismo río”. Cuando alguien regresa a un mismo cauce, las aguas no son las mismas ni tampoco ese alguien es aquel que fue.

Hacer cambios trae dolor y puede ser difícil, pero también es sano, liberador, señala el medio Cuerpo mente.

«Las personas son tan hermosas como las puestas de sol, si se les permite que lo sean, en realidad, puede que la razón por la que apreciamos verdaderamente una puesta de sol, es porque no podemos controlarla».

Carl Rogers

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