Por Brad T. —
Este es un modo de despedir a una compañera: dejar caer una rosa en Martin Place (calle peatonal de Sidney).
Quería comprar una bonita rosa blanca de la floristería junto a la entrada de la Estación Central. Le pregunté a la florista si muchas personas habían estado comprando flores para el incidente Martin Place. Ella dijo que sí. Entonces le dije que si en esta ocasión, probablemente ella hubiera esperado no tener que vender esas flores, y ella asintió con la cabeza. Una gran cantidad de floristerías agotaron sus existencias en cuestión de minutos, ya que la respuesta fue abrumadora.


Cuando ella terminó de empacar mi rosa, me preguntó si me gustaría una tarjeta. Pensé por un segundo y dije, nah, puse la mano en mi corazón, y ella sólo se encogió de hombros.
Le di el dinero pero ella lo rechazó. Me obsequió la rosa, muy conmovida. Esto me sorprendió, pero así son los australianos, sobre todo en momentos como este.
Alrededor de 300 personas hicieron fila para rendir homenaje a las víctimas de Martin Place. En estas fotos, creo que solo las pocas personas paradas en el interior de la barricada junto a las flores son amigos y parientes de las víctimas.


Esta es la historia del pistolero loco, Man Haron Monis, quien asesinó a dos civiles inocentes. Mi corazón está con las familias de las víctimas. Qué pesadilla debe ser para ellos, especialmente justo antes de navidad. Espero que esto no se repita, no sólo en Australia, sino en ninguna otra parte del mundo.





















