Para cubrir los gastos militares después de liberar la zona de Yanjing, el emperador Taizu, de la Dinastía Song, ordenó a su pueblo a pagar más impuestos.
En el condado de Huairen vivía Liu Shi, esposa de un hombre millonario. Después de la muerte de su esposo, Liu vivió junto a su hijo.
Cuando escuchó que el gobierno había subido los impuestos al pueblo, donó sartas con 100.000 monedas para pagar en nombre de los más pobres quienes no podían solventar el pago de impuestos.
Cuando el magistrado del condado supo de esto, pensó que era algo increíble y envió a un hombre a la residencia de la familia Liu a recoger las sartas de 100.000 monedas.
Le tomó unos días vaciar las siete bodegas de Liu Shi y transportar tanto dinero. Después de eso, Liu Shi limpió las bodegas y preparó el espacio pára venerar a Buda durante tres días consecutivos.
A la mañana siguiente, después de terminar su veneración, Liu Shi vio que las bodegas estaban llenas de dinero, que totalizaba sartas de 100.000 monedas.
Todo el dinero estaba atado con una cuerda roja cada 5 sartas y tenían un pequeño letrero de madero que decía «Ma Qing». Todos estaban shockeados y nadie sabía cómo pudo suceder eso.
Una persona comentó «Escuché que en Qingzhou hay una familia Ma apodada ‘familia cien mil'». Silenciosamente Liu envió gente a Qingzhou, para preguntar sobre la familia Ma.
Efectivamente, había una familia Ma que había sido una familia rica durante tres generaciones. Y sucedió que sus sartas de 100.000 monedas, desaparecieron de un almacén de la noche a la mañana, sin explicación alguna.
Liu contrató a una persona para escribir una carta y pedirle a la familia Ma que recogiera su fortuna perdida. Pero, al escuchar las noticias, la familia Ma se sorprendió tanto que solo suspiraron durante mucho tiempo.
El jefe de la familia Ma dijo “Las bendiciones de nuestra familia Ma han disminuido y el dinero pertenece a quienes tienen virtud. Esta es la voluntad de Dios. No traeré el dinero de vuelta«.
Liu sabía que no podía obligar a otros a aceptar el dinero, así que dijo «Dado que yo doné sinceramente mi propio dinero para ayudar al país, ¿cómo puedo tener otros pensamientos sobre qué hacer con esta recompensa?»
Por lo tanto donó toda la riqueza de la familia Ma para ayudar a los pobres y para ayudar en la construcción de templos.
A pesar de que Liu Shi entregó todo su dinero, Dios pareció favorecerla porque en unos años, volvió a ser rica. Liu Shi creía que el dinero es provisto por Dios.
Al final, su generosidad y consideración por los demás le brindaron una riqueza aún mayor y mejores retornos.
Traducido por Yi Ming y editado por Derek Padula