El período comprendido entre el 800 a. C. y 200 a.C. es conocida como la época más gloriosa de la historia del pensamiento humano.
Durante este tiempo, personas de gran sabiduría, que establecieron las filosofías de la vida y los sistemas de creencias para las generaciones posteriores, aparecieron en Oriente y Occidente.
Dos de esos grandes sabios, Laozi y Sócrates, son los protagonistas de este artículo.
“Conténtate con lo que tienes; regocíjate de cómo son las cosas. Cuando te das cuenta de que no falta nada, el mundo entero te pertenece «. Laozi
De estos dos sabios, uno estableció la filosofía del taoísmo para la civilización china y el otro estableció la filosofía griega que proporciona la base de toda la filosofía occidental. Aproximadamente al mismo tiempo en la historia, dieron forma a los principales valores morales y el núcleo espiritual de la cultura clásica oriental y occidental.
La creencia y la práctica de Laozi se centraron en los principios universales de vivir en armonía con la naturaleza y el orden natural del Cielo y la Tierra.
Sócrates creía que el mayor bienestar y felicidad del individuo y la sociedad se basa en la libertad del individuo para vivir una vida de virtud, vivir según los códigos morales y vivir una vida justa.
Filosofías de vida de Laozi y Sócrates
Los dos sabios son imponentes en su alcance y conocimientos sobre la vida y el orden cósmico. Laozi dejó atrás el clásico taoísta Tao Te Ching. Este es un breve resumen de la vida basado en el orden de la naturaleza y las leyes eternas del Cosmos.
Está escrito con alrededor de 5,000 caracteres chinos. Pudo descubrir el orden cósmico. Presentó una filosofía de vida llamada Tao o Camino.
El Tao se basa en vivir en armonía con la ley cósmica, el cielo y la tierra. La filosofía de Laozi enfatiza ser parte de todo, armonizar con todo, fluir como el agua, ser humilde y no estar apegado. No esperaba que el mundo entendiera completamente sus palabras, por lo que dejó las Llanuras Centrales del Paso Hangu y se dirigió a otros lugares.
Sócrates (c. 470 – 399 a. C.) fue un filósofo griego de Atenas. Se le acredita como uno de los fundadores de la filosofía occidental y como el primer filósofo moral de la tradición ética occidental.
Sócrates no escribió textos en su época. Mucho de lo que sabemos sobre Sócrates nos llega de las Obras completas de su eminente alumno, el filósofo griego Platón, y otros.
Sócrates creía que la virtud era suficiente para la felicidad.
Su método consistía en ayudar a las personas a descubrir las verdades por sí mismas, cómo reducir las cosas y escudriñar la verdad y los hechos; si algo no es posible, ¿qué queda?
Sócrates creía que vivir una vida de virtud, vivir según los códigos morales y vivir una vida justa eran las mejores formas de todas.
Creía en tomar el camino del medio y no extralimitarse. Creía que esta forma de vida conduce a la alegría y la felicidad.
Sócrates era un gran creyente en la libertad del individuo, la búsqueda de la felicidad, la verdad, la bondad y la justicia. Animó a la gente a liberarse de sus creencias falsas y su autoengaño. Su filosofía dio lugar a la creencia de que la inteligencia divina guía al mundo de la mejor manera. Creía que debemos esforzarnos por descubrir la verdad, porque ahí reside la felicidad y la virtud.
Debido a su crítica abierta de lo que él consideraba la corrupción moral de Atenas y su dependencia de la práctica del «poderío es lo correcto», se convirtió en enemigos poderosos de la clase dominante de la ciudad-estado y de los aristócratas.
Quería ayudar a las personas a vivir una vida moral y descubrir la verdad universal. Sócrates no pretendía tener sabiduría ni saber nada. Irónicamente, de esta manera, pudo demostrar que era mucho más sabio que todos los demás en Atenas que afirmaban que sabían algo, y al examinarlos se descubrió que no sabían nada.
Imaginemos un encuentro entre Laozi y Sócrates
Si estos dos sabios altamente estimados se hubieran conocido durante sus vidas y hubieran acordado compartir sus ideas sobre los misterios de la vida, el tiempo, el espacio, el orden de la naturaleza, el mundo eterno, el fútbol, la música…, qué profunda sabiduría habrían dejado ¿para nosotros?.
Especulemos e imaginemos que algunos utilicen el conocimiento que tenemos hoy para buscar indicios sobre sus perspectivas sobre la vida y su sabiduría. ¿Qué pensarían de nosotros hoy?
Algunas personas están tratando de ganar más dinero y otras se apresuran a comprar productos baratos.
Sócrates dice: «Los ricos están contentos porque la felicidad en sí mismo es riqueza».
Laozi, sonriente, dice: «Sí, la gente feliz es rica».
Los vendedores ambulantes de la ciudad gritan para promocionar sus productos bajo las luces de neón, bulliciosos y silbando por todas partes, festejando, cantando y bailando en el bar, peleas ruidosas en todas partes.
Sócrates dice: «Sobre todo el ruido, el silencio es la melodía más profunda».
Laozi responde: «La tranquilidad es cuando no hay deseo y el universo será naturalmente estable».
Sócrates dice: «Conócete a ti mismo».
Laozi dice: «Sí, conocer a los demás es inteligente, y conocerte a ti mismo es iluminación».
En este momento, un joven adinerado que pasa por allí escucha su conversación y siente que sus palabras estaban llenas de sabiduría. A pesar de su riqueza, está abrumado por la tristeza.
Intenta escapar de su tristeza comprando cosas caras y conociendo mujeres hermosas. Sin embargo, la felicidad obtenida es de corta duración, por lo que se acerca a los dos sabios y les pide el secreto de la verdadera felicidad.
Laozi suspira: «Algo raro y precioso hace que uno sea anormal y causa daño».
Sócrates dice: «El secreto de la felicidad no es buscar más, sino poder ser feliz aunque obtengas muy poco».
El joven contempló recordar sus primeros años en la vida, de ahí, su visión de la vida cambió por completo.
Sócrates continúa: «Cuanto menores son nuestras necesidades, más cerca estamos de los dioses».
En este momento, un erudito religioso que pasa por allí escucha su conversación sobre los dioses, por lo que no pudo evitar mostrar sus conocimientos. Frente a los dos sabios, habla sobre el origen, la historia y la doctrina de las religiones en todo el mundo.
Los dos sabios se escuchan y se sonríen el uno al otro.
Sócrates dice: «No puedo enseñar nada a nadie, Solo puedo ayudarlos a pensar».
Lao Tse dice: “Los que saben no hablan. Aquellos que hablan no saben».
El erudito se dio cuenta de que estos dos son personas sabias y que él no estaba en condiciones de enseñarles, por lo que se fue.En la historia, ha habido innumerables estudiosos que habían leído hasta 10,000 libros, pero nadie los recuerda porque no podían dejar una sola palabra de sabiduría.
La profunda sabiduría y las filosofías de la vida en las palabras de un sabio no pueden ser borradas incluso después de miles de años.
Traducido por Chua BC
