Por Chani Blue[su_spacer]
«¡Tengan cuidado!«, les grito a mis hijos de 7 y 3 años, cuando van en su carrito colina abajo…[su_spacer]
«Tengan cuidado«, me oigo de nuevo a mi misma, al verlos trepar a la cama elástica, luchando entre sí y saltando por lo alto...
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Repito esas dos palabras demasiado y, sin embargo, no creo que realmente influyan en su seguridad. Creo que estas dos palabras han perdido sentido en mi hogar.
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[su_heading size=»18″]»¡Ten cuidado!» es sólo otra frase predecible de los padres e ignorada por los niños.[/su_heading]
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De hecho, mis hijos son bastante hábiles en esas actividades, les he permitido que las hagan, así que me pregunto: ¿por qué siempre siento la necesidad de hacer esta advertencia? El peligro está en todas partes y el punto no es evitarlo, sino darles a los niños la oportunidad de aprender a evaluar riesgos y tomar decisiones sabias por sí mismos.
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[su_heading size=»18″]Si los niños nunca se enfrentan a los riesgos durante su juego, nunca aprenderán a reconocer el peligro.[/su_heading]
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En su blog, el profesor Tom sostiene que el pensamiento crítico es la mejor medida de precaución para los niños.
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Él aborda el tema del peligro desde un ángulo muy inteligente: permitiéndoles a los niños elegir y responsabilizarse por su propia seguridad; esto es en esencia el empoderamiento.
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En lugar de repetir palabras vacías, podemos inculcar el concepto de responsabilidad y conciencia de sí mismos en las mentes de los niños curiosos.
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A veces, vale la pena considerar la psicología inversa , ya que coloca el balón de nuevo en el área del niño. Allí, tienen la oportunidad de pensar y, con suerte, realizar una elección sabia.
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Los niños son más capaces de lo creemos, más allá de nuestros peores miedos. A menudo podemos confiar en su juicio sobre lo que es seguro para ellos. Un simple comentario reflexivo y oportuno por parte nuestra, puede provocar una respuesta que hará honor a la seguridad o por lo menos hará que lo piensen dos veces.
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Qué nos sugiere decir el profesor Tom decir cuando veamos la amenaza del peligro:
- «¿Quién de ustedes se caerá primero?
- «Si no quieres respirar más, puedes poner mucho más alrededor de tu cuello«.
- «Hey, balancéate en esa dirección y mira si tu cabeza golpea con el árbol«.
- «Hey, ¿acaso planean atropellar a alguien?«
- «Voy a ver quién se hace daño, así sabré a quién voy a cuidar cuando salga llorando«.
- «¿Deberíamos salir corriendo a la calle?»
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A primera vista, estas declaraciones suenan demasiado despreocupadas. Pero tienen la intención de presentar al niño una nueva forma de pensar, que le permita considerar las consecuencias de sus acciones.
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Esta discusión es puramente para alimentar la reflexión y ampliar la perspectiva. Como padres o tutores, tenemos que confiar en nuestro propio juicio y ser líderes en cuestiones de seguridad.
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