Sócrates: La virtud es conocimiento

Por Helen London

Una noche de junio del año 399 a.C., un anciano de unos setenta años llamado Sócrates languidecía en una cárcel de Atenas y estaba a punto de ser ejecutado. Iba vestido de forma harapienta, con el pelo desordenado y los pies descalzos, pero parecía tranquilo.

Tras despedirse de su familia, charló animadamente con sus amigos, aparentemente ajeno a la próxima ejecución. No dejó de hablar hasta que el carcelero entró con una taza del veneno llamado cicuta. Al recibirla, se la bebió sin rechistar. Después, se acostó, cerró los ojos y falleció en paz.

Un antiguo filósofo griego

Sócrates (griego: Σωκράτης, 469-399 a.C.), fue un conocido filósofo de la Grecia antigua. Nació pobre; su padre era tallador y su madre, comadrona.

En su juventud, Sócrates aprendió a tallar de su padre y trabajó tallando estatuas de piedra. Más tarde, aprendió por sí mismo los escritos de los antiguos filósofos, la geometría, la astronomía, la música y la poesía. Llegó a conocer a fondo las epopeyas homéricas y otras obras poéticas famosas.

Cuando Sócrates tenía treinta años, impartía principalmente conocimientos como profesor de ética social de forma gratuita y en aulas al aire libre. Luego, a los cuarenta, se convirtió en la persona más famosa y sabia de Atenas.

Sócrates era un inconformista con una personalidad única. Ya fuera en un verano abrasador o en un invierno gélido, siempre llevaba una túnica ordinaria y no llevaba zapatos. A Sócrates no le importaba comer, sino que se dedicaba a los estudios y a llevar una vida dura.

A menudo hablaba de los temas de la guerra, la política, la ética y la filosofía con varias personas en lugares públicos, como mercados, campos deportivos y calles.

Sócrates hablaba a menudo de la guerra, la política, la ética y la filosofía con varias personas en lugares públicos. (Imagen: Vangelis Aragiannis vía Dreamstime)

Sócrates nunca dejó constancia de su sabiduría y filosofía en vida. En su lugar, la mayoría de sus discursos y pensamientos se encuentran en los escritos de los Diálogos de Platón y las Memorias de Sócrates de Jenofonte.

No obstante, su influencia en la filosofía occidental posterior fue enorme, y los historiadores incluso lo consideran un punto de inflexión en el desarrollo de la filosofía griega antigua, utilizando su nombre para clasificar cualquier filosofía griega anterior a su época como «Pre-socrática».

Sus palabras de sabiduría se han utilizado a menudo como guía de moralidad y comportamiento adecuado en épocas posteriores.

En la cultura europea a lo largo de la historia, Sócrates siempre ha sido considerado como un santo que murió en pos de la verdad, casi lo mismo que el asiático Confucio en la historia china.

La virtud es conocimiento

La filosofía de Sócrates se centró principalmente en explorar el problema de la ética, defendiendo que las personas debían conocer la verdad del ser humano y vivir una vida moral. Su famosa frase «La virtud es conocimiento» reveló el secreto del Cielo: «La virtud puede conducir a la sabiduría».

La proposición de «conocer la propia ignorancia»

Sócrates planteó la proposición de «conocer la propia ignorancia», afirmando que sólo es sabio quien abandona la búsqueda de la naturaleza y admite su ignorancia.

Sócrates creía que Dios es el soberano del mundo, que Dios crea y ordena todo, y que la creación encarna la sabiduría y el propósito de Dios. Por tanto, Dios es el que más sabe, y el conocimiento procede en última instancia de Dios.

Por lo tanto, se opuso a la exploración de la naturaleza, mientras defendía que el propósito de la filosofía no era comprender la naturaleza, sino «Realizarse a sí mismo».

Sócrates creía que Dios es el soberano del mundo, que Dios crea y ordena todo, y que la creación encarna la sabiduría y el propósito de Dios. (Imagen: Viorel Dudau vía Dreamstime

Debido a esta comprensión y teoría, a veces algunos pensaron que Sócrates estaba trivializando el estatus de la ciencia natural. Sin embargo, desde el punto de vista del mundo antiguo y moderno, en aquella época, Sócrates comprendía la relación entre el «Cielo» y el «Individuo» y los diferentes resultados entre el «cultivo interior» (perseguir la armonía con el Cielo) y la «búsqueda exterior» (explorar el conocimiento de la naturaleza).

Elegir la muerte para mantenerse fiel a las propias creencias

Sócrates pensaba que todos los ámbitos de la vida e incluso el poder del Estado debían ser gestionados por personas bien formadas y con conocimientos, oponiéndose a la democracia por elección.

Su forma de entender las cosas golpeaba los intereses de algunos esclavistas democráticos. Algunos le acusaron de estar cerca de Critias, una figura política que formaba parte de un grupo conocido como los Treinta Tiranos, que mantuvo un gobierno violento sobre Atenas durante un breve periodo de tiempo.

También se le acusó de oponerse a la democracia, de introducir nuevos dioses y ser impío con las deidades atenienses, y de envenenar a la juventud con la herejía. Así, Sócrates fue arrestado y encarcelado.

No sería exagerado decir que se trataba de un caso de encarcelamiento injusto debido a intereses políticos y a los celos y calumnias de los ricos y poderosos.

El resultado del juicio fue que Sócrates tuvo que elegir entre abandonar sus principios y dejar la ciudad o morir bebiendo veneno.

No hablar, ni enseñar y ser desterrado no era algo que pudiera soportar. Finalmente, Sócrates eligió el veneno y así fue condenado a muerte.

Sócrates insistió en que para ser un ciudadano de Atenas, uno debe obedecer las leyes de Atenas. Mientras estaba detenido, sus amigos le convencieron desesperadamente de que escapara tras sobornar a los carceleros y elaborar un plan de fuga, pero él prefería morir antes que violar sus creencias. Así es como el filósofo de 70 años dejó el mundo tranquilamente.

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