Por SecretChina
La flor de loto blanco es un símbolo de la pureza de la mente y el espíritu. (Jakub Halun/Wikiimages)
La historia de dos familias de una aldea, que vivían distintas vidas y con origenes muy diferentes
Hace mucho tiempo, habían dos familias que vivían en la misma aldea, pero tenían vidas muy diferentes de origen. Los Wangs discutían todo el tiempo y vivían en la miseria. Mientras tanto, los Li vivían en armonía, y todos en la familia siempre tenían una cara sonriente. Un día, Wang estaba harto de las peleas en su casa y fue con Li. Le preguntó a Li: «¿Cómo puede tu familia siempre estar tan contenta el uno con el otro?«, Li le respondió: «Porque a menudo cometemos errores».
Cuando Wang oyó esto, quedó muy confundido. Justo en ese momento la nuera de Li, se resbaló en el piso de la cocina. La esposa de Li, quien estaba limpiando en ese momento, corrió hacia ella y la ayudó a levantarse «es mi culpa«, dijo ella. «He utilizado demasiada agua, y el suelo estaba muy mojado«. El hijo de Li vino con una cara de disculpa y dijo: «Perdón. Me olvidé de decirte que mi mamá está limpiando”. La nuera se levanto y se dijo a sí misma: «No, no, fué mi descuido. No tuve cuidado”. Después de ver esto, Wang entendió.
Pasaron los años y aquel mismo pueblo era ahora una ciudad, y los descendientes de Wang todavía vivían allí. En esa familia, una niña de 12 años de edad, le preguntó a su madre: «¿Por qué tenemos que caminar en nuestro apartamento con tanto cuidado, como si hubieran minas enterradas en el suelo?»
Su madre sonrió: «La familia Li vive justo debajo de nosotros, y nuestro piso es el techo del abuelo Lin Si caminamos mucho y hacemos mucho ruido, eso molestará mucho al abuelo y a la abuela Li. Si les despertamos en la noche, será muy difícil para ellos volver a dormir.
La niña hizo un mueca con la boca y dijo: «¿Por qué la familia que vive arriba de nosotros no piensa de esa manera? Ellos siempre hacen fuertes ruidos. La madre le contestó: «Debido a que tienen un niño de 3 años de edad. Por supuesto que tiene que saltar para que pueda crecer”. La niña hizo un puchero aún más. «¿nos merecemos esto?» La madre le acarició la cabeza, sonrió y dijo con firmeza: «Hija, ser considerado con los demás es la habilidad más encomiable en la vida»
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