De acuerdo a las estimaciones, alrededor del 73 por ciento de los adolescentes en los E. U. tienen un teléfono inteligente, y el 92 por ciento admite pasar gran parte de su tiempo libre en la Internet todos los días. Por otra parte, por lo que respecta al problema de la adicción a los teléfonos inteligentes, son los niños los que parecen sufrir más.
La radiación es un riesgo para la salud
Los niños se han convertido en el grupo demográfico más vulnerable para contraer cáncer debido a que pasan más tiempo con los celulares. Dado que los niños todavía están creciendo, sus cuerpos son más pequeños y sus cerebros son más delgados. Esto les hace absorber la radiación de los teléfonos inteligentes más fácilmente que los adolescentes.
En un artículo que analizó las consecuencias de la radiación de los teléfonos inteligentes en los niños, se advirtió claramente a las niñas que nunca deben colocar teléfonos celulares en sus sostenes para evitar incidentes de cáncer de seno. A las mujeres embarazadas también se les pidió que usaran su teléfono inteligente lo menos posible para evitar exponer a sus fetos a la radiación de estas microondas.

Una amenaza mayor para los niños es cómo los teléfonos inteligentes literalmente los convierten en adictos, al igual que las drogas. «Las pantallas de teléfonos inteligentes iluminan la misma área del cerebro que los opiáceos y el cannabis. Las vías de recompensa mediadas por la dopamina responden a las pantallas de una manera muy similar a los opioides «, cita The Daily Beast a un experto.
También se ha observado que las jóvenes que son adictas a los teléfonos inteligentes tienen tasas más altas de suicidio e incidentes de autolesión.
Depresión y problemas de comportamiento
La adicción a los teléfonos inteligentes también se cree que induce la depresión y otros problemas emocionales en los niños. Un estudio realizado en adolescentes encontró que el uso constante de teléfonos inteligentes e Internet estaba creando desequilibrios químicos en sus cerebros.
Se encontró que los adolescentes tenían un mayor nivel de neurotransmisores GABA en sus cerebros y niveles más bajos de glutamato y glutamina. Se sabe que estos regulan el bienestar emocional de los seres humanos. El informe afirma que la adicción a los teléfonos inteligentes contribuyó a este desequilibrio químico en el cerebro, lo que hizo que estos adolescentes adictos fueran más susceptibles a problemas mentales como la ansiedad, la depresión y otros trastornos del estado de ánimo. También se descubrió que los niños tienen un comportamiento más impulsivo y sufren insomnio.
Los posibles efectos negativos de la adicción a teléfonos inteligentes en los niños han despertado tanta preocupación que incluso los principales inversionistas de Apple han instado a la empresa de teléfonos inteligentes a abordar el problema. El Sistema de Jubilación de Maestros del Estado de California y Jana Partners LLC de Nueva York, quienes controlan las acciones de Apple por un valor de 2,000 millones de dólares, plantearon esta preocupación en una carta dirigida a los ejecutivos de esta empresa.

«Existe un consenso en desarrollo en todo el mundo, incluido Silicon Valley, sobre las posibles consecuencias a largo plazo que estas nuevas tecnologías pueden tener desde un principio, y que ninguna empresa puede subcontratar esa responsabilidad. Apple puede desempeñar un papel definitorio al señalar este punto a la industria, es decir; que debe prestar más atención en materia de salud para el desarrollo de la próxima generación de sus dispositivos ya que esto es un buen negocio y es lo correcto «, cita The Star en esa carta.
El hecho de que las personas que tienen intereses en el negocio estén preocupadas por el impacto de la tecnología en los niños debería darnos una buena idea de la magnitud del problema que enfrentamos hoy. Y les debemos a nuestros hijos y a las generaciones futuras el implementar rápidamente un sistema que garantice el no volverse adictos a los teléfonos inteligentes.