Los cuentos de hadas eran mis favoritos cuando era pequeño. Leí Hans Christian Andersen: Cuentos de hadas de Grimm, cientos de veces. Sin embargo, había un cuento de hadas que me desconcertó, lo que hace el padre bien hecho está. Es la última historia de Hans Christian Andersen: cuentos de hadas y otros más.
La historia es una trivialidad acerca de una pareja de ancianos y dos jugadores. Mientras que la pareja pobre quería cambiar su caballo por dinero, el anciano fue engañado por varias personas y fué así que cambió el caballo por una vaca, luego por una cabra, ganso, pollo y finalmente por una cesta de manzanas podridas.
Dos jugadores oyeron la difícil situación del viejo y creyeron que su esposa le regañaría por su estupidez una vez que llegara a casa. A partir de entonces, hicieron una apuesta con él. Si no le reprendía su esposa, recibiría una bolsa de monedas de oro.
El anciano se fue a casa con los jugadores y describió los detalles de sus decisiones a su esposa: el de su caballo por una vaca, luego por una cabra, un ganso, un pollo y finalmente por manzanas podridas. En cada descripción de los acontecimientos, su esposa lo elogió por su sabia decisión.
Al final de la lista, la esposa le dio un beso a su marido. Los dos jugadores quedaron asombrados por su reacción y le dieron la bolsa de monedas de oro al viejo como prometieron.
La historia era tan excepcional que dejó una impresión viva en mi mente. Sin embargo, no comprendí la esencia de la historia en ese momento.
Entendiendo el mensaje:
Fue sólo cuando yo fui mayor y había comenzado a practicar la auto-cultivación que llegué a entender su significado completo. Al practicar la meditación, poco a poco aprendí que «lo bueno o lo malo», «lo correcto o lo incorrecto», y «la ganancia o la pérdida» son definidos por nuestro entorno. Puede que no sea necesariamente correcto desde un punto de vista más alto es decir, lo que creemos a menudo que es, no es cierto.
¿Cuántas personas pueden realmente diferenciar los verdaderos significados detrás de la ganancia o la pérdida. No hay ganancia sin pérdida y no hay pérdida sin ganancia. Si una persona tiene la sabiduría de aceptar una situación dada y siempre ve bondad en ella, tendrá como la vieja pareja en el cuento de hadas, una vida de sencillez y satisfacción.