Si la política del hijo único terminó, ¿por qué las chinas aún viajan a EE.UU. para dar a luz?

China’s one-child policy was never a problem for the wealthy. They would simply fly to the U.S. to give birth, as the American Constitution stipulates that a child born in the U.S. is a U.S. citizen. (Image: Secret China)
La política del hijo único de China nunca fue un problema para los ricos. Ellos simplemente volaban a los EE.UU. para dar a luz, ya que la Constitución de Estados Unidos estipula que un niño nacido en los EE.UU. es ciudadano estadounidense. (Imagen: Secret China)

Por Yi Ming

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La política del hijo único de China nunca fue un problema para los ricos. Ellos simplemente volaban a los EE.UU. para dar a luz.[su_spacer]

[su_heading size=»18″]La Constitución de Estados Unidos estipula que un niño nacido en los EE.UU. es ciudadano estadounidense.[/su_heading]

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Estos niños pueden – al llegar a la edad de 21 años – solicitar la residencia para sus familias, haciéndose elegibles para también convertirse en ciudadanos estadounidenses.

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Según las cifras de los Servicios de Inmigración y ciudadanía, 40.000 mujeres embarazadas viajaron a los EE.UU. para dar a luz, la mayoría de ellas procedentes de China.

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Es legal que una mujer embarazada viaje a los EE.UU., y también es legal dar a luz allí. Sin embargo, es ilegal ocultar el plan de dar a luz a un niño durante un viaje a los EE.UU. en el momento de solicitar una visa.

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La mayoría de los chinos que pueden permitirse el lujo de ir a los EE.UU. para dar a luz son económicamente acomodados y permanecen allí durante unos meses. El Hospital Hoag de Newport Beach, en el condado de Orange, California, ofrece un servicio de paquete completo para estas familias ricas. Cuesta 7.500 dólares un parto natural y 10.750 dólares un parto por cesárea.

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Se estima que todos los años estas familias gastan 1.000 millones de dólares al viajar a los EE.UU. para dar a luz, lo que no incluye sus otros gastos diarios.

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En marzo de 2015, la oficina de Inmigración y Aduanas allanó varios centros de servicio en el sur de California que se especializan en ayudar a estas familias adineradas. Sus dueños fueron acusados de fraude de visa y de evasión fiscal. Estos centros cobran a cada mujer embarazada entre 40.000 y 80.000 dólares para asistir el parto, resolver la vida cotidiana y obtener documentos legales para los recién nacidos.

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En el pasado, hubo muchos polizones de la Provincia china suroriental de Fujian que intentaron llegar a los EE.UU. Algunos probaron suerte al pasar por la aduana del aeropuerto, algunos se fueron por barco, algunos subieron los Himalayas para pasar por Nepal, otros fueron a Sur América y buscaron ayuda de los traficantes de personas.

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Estos polizones buscaron asilo la mayoría de las veces porque no querían sufrir bajo la política de un solo hijo de China. En la década de 1990, la prima por contrabandearlos a los EE.UU. era de aproximadamente 30.000 dólares por persona y más tarde subió a 60.000 dólares. Ni siquiera costos escandalosos lograron impedir la gran afluencia de polizones.

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La investigación fue realizada por Mónica Song y Kathy McWilliams

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