Por Hermann Rohr
El acoso cibernético es algo que se escucha hablar en las noticias, especialmente relacionado a los adolescentes. Sin embargo, a menudo tiene un alto precio y plantea la pregunta:
«¿Es la bondad una elección»? Y si es así… ¿debería considerarse el ciberacoso como un delito?
No es ningún secreto que hoy en día los líderes chinos tienen una comprensión diferente de los derechos humanos. Pero también hay historias de la China tradicional que muestran que la amabilidad es una elección que muchos chinos aprendieron.
La mentalidad tradicional china es muy consciente de la coexistencia del bien y el mal en este mundo, es decir, al hacer conciencia de lo que es bueno y lo que es malo: ser amable termina siendo una elección.
Según la teoría general sobre el crimen, la toma de decisiones criminales es una función de dos factores: bajo autocontrol y oportunidad.
Se puede argumentar que la educación afecta las decisiones buenas o malas de un individuo en su vida. Ante esto, como resultado, muchos psiquiatras a menudo correlacionan el comportamiento violento o destructivo con las experiencias traumáticas que un individuo puede haber experimentado durante su infancia.
Pero, como de costumbre, nada está escrito en piedra, y donde hay voluntad, exite una nueva manera de comportarnos.
La trágica historia de Liu Xuezhou
Liu Xuezhou fue vendido teniendo la edad de tan solo 3 meses, porque sus padres no estaban casados. El padre de Liu usó el dinero que recibió luego de venderlo, para el regalo de los esponsales.
Repetidas pérdida…
Las personas que adoptaron a Liu Xuezhou lo trataron muy bien. Pero desafortunadamente, ambos murieron en una explosión de fuegos artificiales al poco tiempo de haberlo adoptado, cuando él tenía 4 años.
Liu Xuezhou fue acogido por los padres de sus padres adoptivos, es decir, por sus abuelos y otros parientes que ayudaron a cuidarlo. Uno de los parientes era la hermana de su madre adoptiva, que normalmente lo cuidaba. Ambos formaron un vínculo bueno, pero poco después su tia falleció.
Cambiar de escuela como un nómade
La escuela no era uno de los lugares favoritos de Liu Xuezhou. Cambió de escuela primaria cinco veces porque constantemente era intimidado por sus compañeros. En la escuela secundaria, fue abusado por un maestro y para poder llegar a fin de mes, Liu trabajaba para ganarse la vida.
Reconectando con el pasado
Un día, Liu comenzó a buscar activamente a sus padres biológicos. Gracias a Internet, los encontró rápidamente. Sin embargo, sus padres biológicos se habían divorciado, y ambos se habían vuelto a casar varias veces y tenían otros hijos.
Una historia que no tuvo un final feliz
Ninguno de sus padres quería aceptar a Liu en sus vidas. Parecía que para ellos, la apariencia de Liu era como un extraño que aparecía en su puerta.
Los lazos de sangre no garantizan la intimidad y el reconocimiento. Esto puede explicar por qué escuchamos hablar de padres, hermanos y abuelos luchando por el dinero de una herencia o incluso matándose entre sí.
La desilusión y lo que viene después
La esperanza de Liu Xuezhou de quedarse en la casa de su padre o madre se arruinó. Cuando los conoció, Liu les propuso comprar o alquilar un apartamento para vivir juntos. Pero, ambos declinaron la oferta y lo rechazaron.
Sabemos de todos estos eventos porque Liu, tomó como medio de desahogo de sus emociones, un medio que hoy la mayoria de las personas usa, sobre todo los adolescentes: las redes sociales.
Puso su historia en con el título:
«Mi padre se casó con mi madre con el dinero que obtuvo al venderme».
El inesperado giro de la historia
El «título» atrajo inmediatamente la atención masiva de muchas personas en línea.
Pero nadie podría haber predicho lo que sucedió después. Alguien encontró un artículo sobre Liu y sus padres biológicos en Internet. Un famoso periódico, Beijing News (chino: Xinjiang Bao), entrevistó a los padres de Liu.
Los padres dijeron que Liu era una persona irresponsable, perezosa y codiciosa en la entrevista.
Cyberbullying/ Ciberacoso
El artículo también fue recogido por otros internautas que no conocían las circunstancias o simplemente eran indiferentes a ellas. Así que no pasó mucho tiempo antes de que personas en línea comenzaran su acoso cibernético a Liu.
El dolor de su pasado, su presente no resuelto y ahora los comentarios fríos de los internautas pueden haber sido la última gota que hizo que una taza, ya llena, se desbordara.
Una despedida sin retorno
En un día como los tantos otros en la ciudad de Sanya, provincia de Hainan, Liu Xuezhou, de 17 años, se suicidó.
Antes de su muerte, Liu mostró todas las fotos de los premios que había recibido durante su infancia.
Se le otorgó el premio «voluntario más hermoso» durante la epidemia.
Dio la mitad de sus ahorros a sus abuelos adoptivos, que fueron donados a un orfanato.
En su carta de suicidio Liu expresó:
«Cuando hice todo lo posible para cubrir mi tristeza, para dejar que todos vieran mi lado soleado, y mostré mi sonrisa a todos, me atacaron aún más. Pero espero que haya menos oscuridad y gente viciosa en este mundo»
Incluso se disculpó con todos los que creía que había hecho daño.
«Me gusta mucho el mar porque puede contener muchas voces. Ya he tenido suficiente del sufrimiento en el mundo»
Muchas personas locales, que escucharon la historia de Liu, enviaron flores a la playa. Incluso los familiares de los padres adoptivos de Liu llegaron a Sanya y participaron en la ceremonia de despedida y la cremación de sus restos. Sin embargo, los padres biológicos de Liu no aparecieron, y tampoco ninguno de sus hermanos.
Legislación para tipificar como delito el ciberacoso
Después de la muerte de Liu Xuezhou, ni uno solo de los ciberacosadores fue considerado legalmente responsable y el gobierno chino todavía ignora la solicitud del público de una legislación que «los acosadores de Internet deben asumir responsabilidad penal».
Ten presente siempre, que cada persona lleva una carga que no conocemos, y que generalmente no se ve a simple vista, es muy importante elegir ser amables con las historias que escuchamos, nunca sabemos el peso que pueden tener nuestras palabras para cambiar una vida.
Escrito por Shi San y traducido por Patty Zhang
