Por Max Lu
Lao Zi dijo una vez: «Cuando una persona sabia escucha el Tao, lo practica con diligencia, pero cuando una persona promedio escucha el Tao, lo practica de a ratos». La siguiente historia trata de dos hermanos que buscaban el Tao.
Hace mucho tiempo, había dos hermanos que querían dedicarse al mejoramiento personal. Sin embargo, sus padres, viejos y débiles, vivían en casa junto con una hermana menor. El hermano mayor también tenía una esposa enferma y un hijo pequeño. En consecuencia, no podían viajar para obtener el Tao.
Un día, al conocer a un maestro muy consumado, los hermanos le preguntaron si podían ser sus discípulos. Le contaron al maestro sus dificultades. El maestro levantó las manos en heshi (una forma de saludo), cerró los ojos y murmuró:
«RENUNCIAS Y GANAS, RENUNCIAS Y GANAS SI NO QUIERES RENUNCIAR A NADA, ¿CÓMO VAS A GANAR?
NINGUNO DE USTEDES TIENE UNA BUENA CUALIDAD DE ILUMINACIÓN, ASÍ QUE VENDRÉ DE NUEVO DENTRO DE 10 AÑOS»
El maestro dejó a los hermanos y se alejó.
El hermano mayor se dio cuenta inmediatamente de la importancia de comprometerse, así que recogió sus escrituras y se fue de casa.
El hermano menor miró a sus ancianos padres y a su cuñada enferma y decidió quedarse: no podía abandonarlos.
El hermano mayor volvió a casa 10 años después. Recitaba las escrituras y caminaba como si tuviera dos pies en el aire. El hermano menor parecía viejo y agotado, pues tenía la espalda arqueada y se movía lentamente.
El maestro no tardó en llegar y les preguntó qué habían aprendido en los últimos 10 años.
El hermano mayor dijo que había viajado a casi todas las grandes montañas y ríos, y visitado muchos templos en los que recitó muchas escrituras y obtuvo mucha iluminación.
Sólo un hermano calificó para buscar el Tao
El hermano menor dijo que durante 10 años cuidó de sus ancianos padres hasta que murieron, y de su cuñada hasta que recuperó la salud. Cuidó de su hermana menor hasta que ésta creció y se casó.
Estaba tan cansado durante los últimos 10 años que no tenía tiempo para leer las escrituras. No creía que estuviera capacitado para buscar el Tao.
El maestro sonrió ligeramente y decidió elegir al hermano menor como discípulo. El hermano mayor no pudo entender su decisión y le pidió una explicación.
El maestro dijo:
BUDA ESTÁ EN TU CORAZÓN, Y NO EN LAS ALTAS MONTAÑAS Y LOS GRANDES RÍOS.
MANTENER LA COMPASIÓN EN TU CORAZÓN ES MEJOR, QUE RECITAR TODOS LOS VOLÚMENES DE ESCRITURAS.
NO PUDISTE OFRECER AMOR Y BONDAD A TUS ANCIANOS PADRES , ASÍ QUE ¿CÓMO PUEDES OFRECER LA SALVACIÓN A OTROS SERES VIVOS?
«HAZ RENUNCIADO A TODO LO FUNDAMENTAL PARA BUSCAR ALGO SUPERFICIAL. LO SIENTO, PERO NO TIENES UNA RELACIÓN PREDESTINADA CON EL BUDA».
El hermano mayor se quedó sin palabras.
