Por Alejandra Juárez
Toda palabra que pronunciamos es una manifestación directa de nuestros pensamientos.
Cuando nos disponemos a meditar, siempre queremos lograr tener una «mente en blanco», lo cuál sólo es posible si tenemos un corazón tranquilo.
La mayoría de los métodos para lograr tener este estado, nos enseñan a recitar «mantras», o escuchar música de meditación para concentrarnos y lograr que la mente llegue a un estado de «tranquilidad», lo que nos hace creer que acallar los pensamientos es una cuestión de técnica.
Aún así esto no es duradero, una vez que dejemos ese estado de semi-inconciencia, los pensamientos vuelven nuevamente a florecer.
Afrontando el problema de raíz
Somos como un recipiente, a medida que crecemos vamos incorporando cosas en él, mandatos, elecciones de formas de vida, gustos, preferencias por determinadas cosas, etcétera…
Mientras más llenemos el recipiente de cosas, menos se verá de qué esta hecho, y cada vez nos empaparemos más de pensamientos, de pre-conceptos, y de juicios de valor.
Lo cuál, con el tiempo, solo será un peso en nosotros.
Para poder tener una mente tranquila y un corazón ligero es necesario ir vaciando ese recipiente.
De esta manera la mente irá quedando en blanco y por consiguiente, será mucho más fácil entrar al estado de concentración en una meditación.
Un corazón limpio es la clave
Siguiendo la idea del recipiente, cuando logramos vaciar el corazón, inmediatamente lograremos llegar a un estado de vacío.
Particularmente, cuando comencé mi camino de cultivación en Falun Dafa, leí una experiencia de un practicante que decía:
«Nunca supe que tan enfermo estaba, hasta que estuve sano».
Y esa frase fue exactamente la que apliqué en mí, cuando comencé a sentir un estado de tranquilidad derivado de esta práctica:
«Nunca supe cuán cargado estaba mi corazón hasta que estuvo liviano»
Entonces… ¿Qué significa tener liviano el corazón?
Tener liviano el corazón es sacar viejos rencores, amarguras, malestares internos, preocupaciones futuristas, es vaciar la «botella», para que en lugar de hundirse en el fondo del océano, flote en la superficie…
Esto está relacionado con la mente y los pensamientos.
El pensamiento cuando está alborotado, es señal de estar lleno de preocupaciones y es una alerta de que hay algo que tenemos que observar en nosotros, en nuestro interior.
La importancia de meditar y mirar hacia dentro
Cuando nos sentamos en meditación y quedamos en silencio, lo primero que aparece: es el pensamiento.

Aquí radica la importancia de poder verlo, sin intentar acallarlo, solo observarlo como si fuera algo externo a nosotros, como si estuviéramos viendo la escena de una película.
De esta manera podremos ver que hay en nuestro interior, que va resurgiendo con la meditación, algo que sólo podemos percibir en completo silencio y tranquilidad.
Al mirarlos, podemos comenzar a descubrirlos, y de este modo ir limpiándolos.
Generalmente aparecen en forma de preocupación o incomodidad, si en lugar de sólo observarlos, intentamos acallarlos con algún mantra, o «adormecerlos» con música u otros pensamientos, lo que lograremos es que se incrementen o que simplemente desaparezcan por unos instantes, y cuando la mente deje de intentar controlarlos, vuelven a resurgir.
El poder de la mente a la hora de acrecentar o minimizar algo
¿Por qué es importante despojarnos de los pensamientos?
Los pensamientos y la mente pueden acrecentar o minimizar una situación que estamos viviendo.
Por ejemplo, si ante un conflicto o malestar, damos vueltas en él, lo hablamos con una u otra persona, y nos centramos en la emoción que nos causa, lo que lograremos es acrecentarlo y darle más energía e importancia de la que realmente tiene.
Por el contrario si sólo observamos lo que sucedió, sin pensamientos extras, lograremos quitarle carga emocional y podremos resolver de manera más clara cualquier situación.
Es decir, la solución vendrá cuando dejemos de centrar la atención en encontrarla.
Dejar que las cosas fluyan
Desde el Budismo se habla de wuwei, es decir: hacer sin hacer, dejar que las cosas sigan su curso natural.
En este punto es importante, entonces, dejar que todo fluya, observar sin poner mayor carga de energía a la situación que vivimos.
Las palabras tienen poder, fuerza y se materializan.
Con los pensamientos sucede esto, un pensamiento crea un sentimiento, y esto se manifiesta a partir de palabras o acciones.
Entonces es crucial vaciar el corazón y la mente de cosas innecesarias, llegar a un estado de tranquilidad.
Esto se logrará cuando el parloteo mental se vaya, y este se irá cuando internamente nos despojemos de las cosas que no nos sirven ni nos suman, cuando vayamos vaciando nuestro recipiente.
El meditar es una excelente forma para descubrir nuestros pensamientos y ver qué es lo que tenemos que soltar, y cuando logremos tener un corazón sin preocupaciones, el estado de mente vacía llegará por añadidura.