¿Por qué es muy probable que los árboles tengan todas las respuestas?

Cuando te preguntas qué son los árboles, cuál es nuestra relación con ellos y cómo nos impactamos unos a otros, es increíble darse cuenta de hacia dónde puede llevarte la búsqueda de esas respuestas.

Los árboles están diseñados para soportar. Tal vez incluso han aprendido a hacer esto. Si lo piensas, ellos no pueden ir a ninguna parte. Tienen que permanecer en un solo lugar durante mucho tiempo y soportar lo que la naturaleza les aviente.

Están perfectamente adaptados para permanecer en un solo lugar. En comparación con los humanos, son criaturas viejas que apenas entendemos.

Dioses en la Tierra

En el patrimonio cultural de Japón, los árboles tienen un lugar especial. Se cree que especies específicas de árboles albergan las almas de los dioses. Estos incluyen los Ogatama-noki y pinos.

Los árboles plantados en santuarios y templos de Japón son considerados dioses y gente que viene al templo habla y reza con ellos.

«Kodama«, traducido como «el alma de un árbol y su eco«, es un concepto consagrado en el sintoísmo y la cultura budista. Aunque no es visible, es importante reconocer su presencia.

En Japón, los árboles plantados en los santuarios se consideran dioses. (Imagen: via pixabay / CC0 1.0)

La red nerviosa de los árboles

¿Alguna vez has oído hablar a un árbol?

Bueno, sólo porque puede que no tengamos la percepción sensorial de reconocerlo, ¿significa que no existe eso? Algunas personas afirman que pueden comunicarse con los árboles.

Hace unas dos décadas la ecologista Suzzane Simard buscó las respuestas a esta pregunta y descubrió que los árboles pueden bajo el suelo, a través de una «red de hongos», transmitir información entre ellos y con otros organismos.

La Sra. Simard descubrió que los árboles son capaces de comunicar sus necesidades a través de esta enrejada red de hongos enterrada profundamente bajo el suelo.

En realidad forman una relación simbiótica con los hongos. Los hongos buscan nutrientes y agua bajo el suelo, y lo entregan al árbol y, a cambio, el árbol proporciona un subproducto azucarado para su fotosíntesis.

Esta red de interacción no es muy diferente de nuestro propio sistema nervioso. Los árboles que residen en cualquier área se comunican a través de esta red entre sí, sobre cosas como sustancias venenosas, disponibilidad de recursos, e incluso cosas que los hacen «felices» y «tristes«.

Los árboles de un área pueden comunicarse entre sí. (Imagen: vía pixabay / CC0 1.0)

Independientemente de lo que sepamos, reconozcamos o aceptemos como cierto, tenemos mucho que aprender de nuestros amigos, los árboles, que residen a nuestro alrededor.

Han sido testigos de siglos de historia y albergan información crítica sobre nuestro pasado. Tal vez podríamos aprender de ellos más sobre nuestro futuro, si fuésemos lo suficientemente sabios como para hacer las preguntas correctas y saber cómo hacerlas.

Un pensamiento del bosque
por Robert Browning

«Que esta arboleda sea un refugio encantado…
Que los vientos del norte y el aguanieve salvaje
Dejen a los buenos árboles intactos, sin esquilar
Un orgullo coronador de maderas no natas:
Y con gracia debajo de su escudo
Que la plántula crezca».

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