Por Ratul Saha, con aportes de Alejandra Juárez
A todo el mundo nos gusta en algún punto llamar la atención y sobresalir entre los que nos rodean. Sin embargo, ¿eso nos hace ser mejores personas? ¿El ser alguien popular nos convierte en seres más valiosos?.
Para entender un poco más de este tema, te invito a comparar el respeto frente a la popularidad.
Comparación entre el respeto y la popularidad
La diferencia entre popularidad y respeto es que una se refiere a la apariencia exterior, mientras que la otra se refiere a rasgos interiores favorables.
Por desgracia, en una sociedad dominada por las redes sociales, es fácil caer en la trampa de pensar que es más valiosa la persona que tiene más «likes».
Sin embargo, ¿harías negocios con alguien, o se convertiría en tu mejor amigo sólo porque es cool?
Lo más probable es que no. Generalmente nos sentimos más inclinados a crear vínculos con alguien a quien admiramos, y normalmente se reduce a lo que nuestros antepasados llamaban «valores decentes».
Según el blog de Carmen Honecker ‘Los 10 rasgos más deseables en el ser humano’, los rasgos o cualidades que más apreciamos en los demás, generalmente son:
- Integridad: una persona íntegra es capaz de hacer lo correcto basándose en un sistema ético interno, sin necesidad de que nadie evalue sus actos, sólo uno mismo.
- La valentía es la capacidad de hacer lo correcto incluso cuando es inconveniente. Una persona valiente hará lo que tiene que hacer aunque eso la ponga en una situación difícil.
- Reír, reirse de uno mismo es una cualidad que puede hacernos superar situaciones difíciles (es, de hecho, algo admirable).
- La inteligencia social es la capacidad que tiene una persona de detectar con precisión las emociones de quienes la rodean, o lo que ocurre bajo la superficie en circunstancias sociales.
- La madurez emocional es la aceptación de las propias emociones y la capacidad de expresarlas con madurez y responsabilidad.
- La amabilidad y la compasión van de la mano: las personas con estas cualidades son capaces de cubrirte las espaldas ante situaciones difíciles.
- La seguridad en uno mismo es una muestra de autoestima, pero un sentimiento exagerado de autoestima es problemático. Necesitamos una evaluación equilibrada de nuestras limitaciones y talentos y la capacidad de reconocer los errores como oportunidades para progresar.
- La disciplina es la capacidad de adherirte a tus objetivos y trabajar duro para conseguir aquello en lo que crees.
- Generosidad es dar nuestro tiempo y dinero para mejorar el mundo. Después de todo, la vida gira en torno a las personas: ¿cómo podemos quedarnos de brazos cruzados cuando alguien nos necesita?
- La autoconciencia: una persona con este razgo en su personalidad, reconoce que nadie es perfecto y tiene la humildad de poner a los demás en primer lugar, independientemente de su éxito.
¿Por qué tenemos el deseo de agradar?
¿Por qué es tan difícil superar la necesidad de caer bien a los demás?
Esta necesidad se encuentra en todos nosotros. Está codificado en nuestro ADN y lo gestiona nuestro cerebro. Es una reacción natural. En tiempos antiguos, se usaba esta cualidad social para sobrevivir entre pares. No durarías mucho si te expulsaran de la tribu. El principal deseo de protección se satisfacía perteneciendo a la tribu. Para ser un líder eficaz, se debía trascender nuestro impulso evolutivo básico.
Es la base de la «jerarquía de necesidades» de la pirámide creada por Abraham Maslow. Sólo podrías satisfacer tus necesidades de orden superior si tienes cubiertas tus necesidades fisiológicas y tus sentimientos de comodidad y seguridad.
Es la razón principal de gran parte de lo que hacemos. Incluso es la culpable de algunas construcciones sociales que hemos edificado a lo largo del tiempo.
Por ejemplo, algunas diferencias de comportamiento entre hombres y mujeres pueden remontarse a esta realidad evolutiva; esto no implica que sea lo correcto; simplemente lo es.
En resumen, la necesidad de «caer bien» es una parte arraigada de lo que somos como humanos que requiere un trabajo importante para controlarla. Es posible que nunca puedas eliminar el deseo de estima positiva y aceptación externa, pero puedes gestionarlo de forma que priorices el respeto por encima de la popularidad.
Una vez que comprendas y aceptes de verdad esta filosofía, puede condensarse en «respeto antes que popularidad».
Consideraciones finales
La lista anterior se reduce a ser un adulto responsable y bueno, lo cual, idealmente, no siempre es fácil. Ser correcto y bueno, no es lo mismo que ser «buenazo» y complaciente. Estas diferentes formas de ser no llegan a los mismos resultados.
Si buscas en Internet «cómo tener éxito o ser feliz», hay miles de ideas que rondarán en torno a logros externos, pareciera que ser exitosos va de la mano del dinero, de la cantidad de amigos que tengamos o de presumir lo que nuestra pareja hace por nosotros…
Pero hay algo más, existe una satisfacción interna y es sumamente propia, ante el resultado de «hacer lo correcto» y buscar superar nuestra propia historia de vida.
Generarse tranquilidad interior, se transmite, nos hace mejores personas y es la mejor manera de ganarnos el respeto de quien no rodea, no es la popularidad, la fama o la riqueza lo más importante.
Lo que importa son las huellas que dejamos en nuestro paso por esta vida.