Poesía: Comerse un adoquín y vomitar líneas rectas

Por Alener:

Tenía el muy normal privilegio
de ir a banquetes de ladrillos
adoquines
azulejos
e incluso
al final
y de postre
algunas raras piedras preciosas.

Eran banquetes muy bien organizados
preparados con el mayor decoro
y con lo que decían que era
la mas alta educación.

Sin embargo,
luego de esos festines
sus ojos se cuadriculaban
su rostro se petrificaba
su lengua se afilaba
hasta tal grado y de tal manera
que al final se convertía
en esos soldados de piedra
que defendían esa ciudad que se pudría
en muchos de esos puntos ya invisibles
de esas rectas vomitadas
y vueltas a vomitar mil veces mas.

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