Por Troy Oakes —
Un gran número de bolas metálicas se ha descubierto en el lecho del Océano Atlántico entre África y América del Sur. Los científicos las encontraron mientras buscaban criaturas de aguas profundas entre 5,000 y 5,500 metros de profundidad.

El buque alemán de investigación Sonne estaba rastrillando el fondo del mar con sus redes cuando notaron que éstas habían quedado enganchadas en algo. Cuando las redes lograron zafarse, en lugar de las criaturas de mar esperadas, aparecieron bolas de manganeso, algunas eran más grandes que las de sóftbol y otras del tamaño de bolas de boliche. Una cámara controlada remotamente reveló que el fondo del mar estaba lleno de estas bolas de manganeso.
«Me sorprendió, porque este no es el lugar en el que uno espera hallar pelotas de manganeso», dijo Colin Devey, jefe científico de la expedición y vulcanólogo del Centro Helmholtz para la Investigación Oceánica GEOMAR en Kiel, Alemania, en un comunicado de prensa. Devey agregó: “Esta es la mayor congregación de bolas de manganeso que se ha encontrado en el Atlántico”.

Las bolas de manganeso crecen a la lenta velocidad de aproximadamente 2.5 cm cada millón de años y están compuestas de hidróxido de manganeso (y otros metales, incluyendo zinc, cobre, hierro y cobalto). Poco a poco se forman capas cristalizadas sobre fragmentos de rocas o fósiles que yacen en el lecho marino.
«Las bolas de manganeso se encuentran en todos los océanos. Pero se sabe que los mayores yacimientos están en el Océano Pacífico. No se conocían bolas de este tamaño y densidad en el Atlántico», explicó Devey.
Las más grandes encontradas por los científicos del Sonne podrían llegar a los 10 millones de años de antigüedad. Debido a que las esferas son tan antiguas, podrían proporcionar un registro de los cambios climáticos del pasado, dijo Devey.
«Este descubrimiento nos demuestra lo poco que conocemos del lecho marino del océano abisal y que un gran número de emocionantes descubrimientos siguen esperando por nosotros», añadió Angelika Brandt, de la Universidad de Hamburgo. «En esta estación, muy pocos organismos se encuentran en las redes que capturaron las piedras de manganeso. Es muy posible que los seres vivos encuentren muy inhóspitas las inmediaciones de estas piedras. El segundo recorrido mostró una gran corteza de manganeso con una gruesa capa de sedimento en la parte superior. Aquí, la red recogió muchos organismos que hemos podido ver a simple vista, y ya estamos deseando que llegue el análisis de esta muestra”.
Estoy seguro de que el océano guarda muchas más sorpresas aún. Los descubrimientos de este tipo pueden ayudarnos a entender el mundo un poco mejor.
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