Por Mikel Davis
Muchas élites estadounidenses conocidas y personas adineradas proceden de familias judías. Entre ellos figuran el fundador del gigante tecnológico Oracle, Larry Ellison, y el CEO de Facebook, Mark Zuckerberg.
Un dato a tener en cuenta, es que casi la mitad de los empresarios más ricos del mundo son judíos, y destacadas empresas financieras como Goldman Sachs y Solomon Brothers fueron fundadas por judíos. De hecho, el 50% de la élite de Wall Street es judía.
¿Por qué las familias judías producen tantos individuos de éxito? La respuesta está en su bien establecido modelo de educación infantil.
La educación y los valores patrimoniales de las familias judías
Los libros son dulces
En los hogares judíos, en cuanto los niños empiezan a comprender el mundo que les rodea, las madres abren la Biblia, le echan un poco de miel e invitan al niño a besarla. Este ritual significa que los libros son dulces y fomenta el amor por el aprendizaje desde una edad temprana.
La sabiduría siempre te sigue
La educación judía en el hogar suele plantear a los niños este acertijo:
«Si un día tu casa fuera destruida y tu riqueza desapareciera, ¿qué te llevarías contigo?.
Si un niño responde con dinero o posesiones, la madre continúa diciendo:
«Hay un tesoro que no tiene forma, color ni olor. ¿Sabes lo que es?».
Si el niño no puede responder, la madre dice:
«Hijo mío, lo que debes elegir no es el dinero ni las posesiones, sino la sabiduría. Porque la sabiduría no te la pueden quitar, mientras vivas, la sabiduría siempre estará contigo».
Los padres deben ser humildes
Un famoso proverbio educativo hebreo dice:
«Instruye al niño en el camino que debe seguir y, cuando sea mayor, no se apartará de él».
Esto encarna la idea de que los padres deben observar atentamente a sus hijos y ofrecerles oportunidades para que vivan su vida de forma creativa. La misión de los padres no es decir a sus hijos lo que deben hacer o llegar a ser, sino «ser humildes ante su sabiduría.»
Énfasis en el espíritu crítico
Los judíos valoran mucho el conocimiento y el talento. Creen que el aprendizaje ordinario es mera imitación sin innovación.
El aprendizaje debe basarse en el pensamiento crítico, compuesto de dudas y cuestionamientos. Por ello, las familias judías prestan especial atención a los intercambios intelectuales con sus hijos, animándoles a entablar conversaciones y debates con adultos y a profundizar en el aprendizaje y la investigación.
El punto de vista de los judíos sobre la riqueza
Al principio, los niños no entienden el significado y el valor del dinero, pero son conscientes de sus necesidades personales. Por lo tanto, los padres judíos empiezan a explicar el concepto de dinero en cuanto los niños empiezan a pedir cosas, haciendo hincapié en que ganar dinero es un trabajo duro.
Si los padres no explican esto, los niños pueden asumir que siempre pueden obtener lo que quieren de sus padres, lo que puede conducir a deseos incontrolados en el futuro.
Cronología de la educación sobre el patrimonio familiar judío
A los 3 años, los padres empiezan a enseñar a los niños a reconocer monedas y billetes. A los 4 años, aprenden a hacer cálculos sencillos. A los 5, entienden lo que el dinero puede comprar y de dónde procede. A los 7 años, pueden leer etiquetas de precios y entienden el concepto de que «el dinero puede cambiarse por bienes».
A los 8 años, se enseña a los niños a ganar dinero trabajando y ahorrándolo en un banco. A los 9 años, los niños pueden hacer un plan de gastos semanal y saben comparar precios cuando van de compras. A los 10, comprenden la importancia de ahorrar dinero cada semana para gastos mayores. A los 12 años, pueden ver más allá de las ilusiones de la publicidad, establecer y poner en práctica planes de gastos para más de dos semanas y entender los términos correctos para los servicios bancarios.
Gestionar las finanzas siguiendo las enseñanzas del Talmud
Hay un dicho común entre los chinos:
«La riqueza no pasa de tres generaciones».
Sin embargo, las familias judías de renombre mundial suelen presumir de una riqueza que abarca de 200 a 300 años. Esta riqueza duradera puede atribuirse en gran medida a las actitudes judías hacia el dinero y la educación sobre la riqueza.
Los judíos tienen una postura clara respecto al dinero. La herencia cultural de la riqueza se basa en el Talmud, el texto central de la ley y la teología judías. La familia Rockefeller, símbolo del espíritu del capitalismo estadounidense, es un excelente ejemplo de cómo los judíos utilizan las enseñanzas del Talmud.
Constitución de fondos fiduciarios
El fondo fiduciario es el «gran plan financiero» judío. Mediante las especificaciones detalladas del plan fiduciario, cuanto mejor se desempeñen los hijos, más recursos podrán recibir. Por ejemplo, si los hijos de la familia van a la universidad, pueden recibir algo de dinero; si se casan y tienen hijos o crean una empresa, pueden recibir algunos fondos.
Por otro lado, un miembro de la familia que no tenga un buen rendimiento no recibirá dinero. De esta forma, un gran patrimonio familiar no será malgastado fácilmente por un descendiente indigno, y podrá dejarse para las generaciones futuras que lo merezcan.
Israel, el país al que le gusta leer
Para los israelíes, la lectura es una parte indispensable de la vida. Por término medio, cada israelí compra entre 10 y 15 libros nuevos al año, y su volumen de lectura supera con creces esta cifra.
Un estudio de la UNESCO demostró que, en términos de propiedad per cápita de libros y editoriales, así como de proporción de libros leídos per cápita cada año, Israel supera a cualquier otro país del mundo, siendo el líder mundial.
¿Por qué es tan alto el volumen de lectura de los judíos? En primer lugar, los judíos respetan la lectura y el conocimiento, y este respeto se transmite de generación en generación. En segundo lugar, está relacionado con la política cultural de Israel y su fuerte apoyo a las instituciones públicas de lectura.
Israel cuenta con más de 1.000 bibliotecas públicas y universitarias, de las cuales unas 400 son académicas y especializadas. Esto convierte a Israel en el país con más libros per cápita del mundo, con una media de una biblioteca por cada 4.000 habitantes, y las bibliotecas y librerías figuran entre los lugares públicos más atractivos y concurridos.
En tercer lugar, el tiempo de lectura está garantizado. En Israel, desde el viernes por la noche hasta el sábado, no se puede tocar nada que tenga que ver con el fuego o la electricidad. El transporte público se suspende, la mayoría de las tiendas y restaurantes cierran, pero las librerías reciben un flujo constante de clientes. Por tanto, el gran volumen de lectura de los israelíes, además del énfasis del pueblo judío en la educación, se debe también a razones religiosas: mucha gente acostumbra a pasar el sábado leyendo.
La herencia de 4.000 años de cultura judía, más de cien años de movimiento por el restablecimiento de una patria judía y medio siglo de modernización han proporcionado fuentes inagotables y motivación para la creatividad literaria de Israel.
Hay un viejo dicho en Israel:
«No sólo de pan vive el hombre».
Los israelíes lo utilizan para motivarse, haciendo de Israel la nación que más ama la lectura.
Aunque en este artículo se analizan algunas prácticas culturales comunes a muchas familias judías, es importante señalar que las personas y las familias judías son diversas, con una amplia gama de experiencias y creencias.
Factores como la ubicación geográfica, la historia personal y familiar y las distintas interpretaciones y prácticas del judaísmo contribuyen a esta diversidad. El éxito judío no es monolítico y no está determinado únicamente por las prácticas culturales que se tratan en este artículo.
Las personas y las familias judías, como todas las demás personas, están formadas por una intrincada interacción de diversos factores culturales, históricos, socioeconómicos y personales.