Usualmente escuchamos algo así de parte de los mayores de la familia:
«Sabes, cuando éramos jóvenes, las frutas y verduras eran más pequeñas y estaban llenas de nutrientes, no como las que hay en los supermercados hoy en día…»
¿Hay algo de verdad en esto? Vamos a averiguarlo:
Hubo un estudio realizado en 2004 que analizó 43 cultivos de jardín diferentes y evaluó los cambios en el valor nutricional que ocurrieron entre 1950 y 1999.
Los resultados validaron que, en promedio, el contenido de proteínas disminuyó alrededor de un 6 por ciento, la vitamina B2 bajó un 38 por ciento y la vitamina C cayó un 15 por ciento.
También hubo disminuciones notables en el hierro y el calcio.
Dióxido de Carbono
Los cultivos hoy en día crecen más y más rápido que nunca en el registro de la historia. Esto se debe a la reproducción selectiva practicada por los agricultores.
Pero cuando comparamos una planta silvestre que no se ha sometido a una reproducción selectiva, como la vara de oro, igualmente encontramos una disminución en los nutrientes.
El dióxido de carbono es un alimento para las plantas, que obtienen del aire. Como saben, los niveles de CO2 han estado aumentando desde la Revolución Industrial.
Los científicos han estado realizando experimentos en los que bombean más CO2 en zonas donde hay plantas y luego verifican los cambios en el valor nutricional.
En un estudio realizado en Japón y China, probaron esto con la cosecha de arroz. Cuando se investigó, se encontró que la proteína disminuyó en un 10 por ciento, el hierro en 8 y el zinc en 5.
Zooplacton
Cuando estudiaba para su doctorado, Irakli Loladze se encontró con un fenómeno relacionado con el zooplacton. El zooplacton son animales microscópicos que dependen de las algas para alimentarse.
Los científicos descubrieron que se podía aumentar el suministro de alimentos para el zooplancton simplemente iluminando las algas. Las algas crecieron considerablemente cuando hubo luz.
Pero entonces, descubrieron que aunque el zooplancton tenía mucho que comer, luchaban por sobrevivir. ¿Por qué? Porque las algas ya no contenían tantos nutrientes como antes.
Crecieron rápido, pero el zooplancton sólo podía comer una cantidad limitada, y por lo tanto, la concentración de nutrientes disminuyó significativamente.
Esta podría ser también la razón por la cual la población de abejas ha disminuido considerablemente en todo el mundo. Tenemos más comida que nunca pero la mayoría de ella es basura.
Cambio Climático
Como dijo Kristie Ebi en una charla TED:
«Cuando los nutrientes disminuyen, por ejemplo, cuando el contenido de hierro disminuye en nuestros alimentos, podemos experimentar fatiga, insuficiencia cardíaca, falta de aliento y retrasos en el desarrollo general».
Si tienes poco zinc, eres susceptible, entre otras cosas, a tener una función inmune deteriorada y tiempos de curación más lentos.
La vitamina B regula el sistema nervioso, ayuda a combatir infecciones y convierte los alimentos en energía.
Esto es particularmente malo para las regiones más pobres del mundo donde las personas ya tienen una deficiencia en la cantidad de alimentos.
Combinado con menos nutrientes, esto provocará una drástica escasez de alimentos. Además, la deficiencia de nutrientes conduce a una menor resistencia al combatir las enfermedades.
Los experimentos no consideraron el cambio climático, sino que se centraron específicamente en el dióxido de carbono.
Los científicos admiten que hay muchas cosas que todavía necesitan entender sobre estos cambios, incluyendo cuáles podrían ser las posibles soluciones.
Los científicos siguen hablando de la reproducción selectiva, la manipulación genética y la realización de cambios en el suelo.
¿Pero no es eso lo que llevó a estos problemas en primer lugar? ¿No son culpables junto con compañías como Monsanto y Bayer? ¿Sería mejor si regresáramos a la forma natural de cultivar, permitiendo que el suelo genere nuevamente los nutrientes?
Así que el abuelo tenía razón, después de todo. Hay mucho que estudiar aquí, sin embargo, con una investigación inadecuada, se puede llegar a conclusiones erróneas.
Después de todo, lo que enfrentamos ahora son las consecuencias de las acciones que hemos tomado en el pasado. Para vivir bien en el futuro, necesitamos pensar y planificar más holísticamente