Durante la mayor parte del siglo pasado, los psicólogos consideraron que el cerebro humano era inmutable.
Sin embargo, su posición sufrió un cambio radical en las últimas décadas después de realizar varios experimentos con monjes budistas.
Al escanear los cerebros de estos monjes, los científicos comenzaron a darse cuenta que el cerebro humano no está «fijo»; sino que es un órgano que puede cambiar durante un período de tiempo.
Escaneando cerebros budistas
Durante mucho tiempo Zoran Josipovic, científico investigador y profesor adjunto en la Universidad de Nueva York, ha estado involucrado en el estudio de la meditación desde la perspectiva de la neurociencia.
De hecho, durante el curso de su investigación ha podido realizar una resonancia magnética a muchas destacadas figuras budistas.
“Algo que la meditación hace para quienes la practican mucho, es que cultiva las habilidades de atención. La investigación de la meditación… ha demostrado ser muy prometedora; porque apunta a una capacidad del cerebro para cambiar y optimizar de una manera que antes no sabíamos que era posible»,
comenta Josipovic en una entrevista con la BBC.
A través de sus estudios, Josipovic descubrió que cuando los practicantes budistas relajan sus mentes hasta un estado de unidad, sus redes neuronales cambian al reducir el muro psicológico que los separa de su entorno.
Los monjes budistas altamente experimentados también pudieron durante la meditación mantener activas sus redes neuronales intrínsecas y extrínsecas simultáneamente.
Cambiar el cerebro
Otros varios estudios sobre los cerebros de los monjes budistas, la mayoría de los cuales estaban altamente entrenados en técnicas de control mental, han demostrado constantemente que los pensamientos pueden literalmente alterar el cerebro.
“La teoría de la cultivación, que sugiere que la exposición repetida a mensajes sociales da forma a sistemas de creencias, no solo tiene un correlato biológico demostrable; sino que cambiar nuestra percepción de esos mensajes sociales no solo puede cambiar nuestro pensamiento, sino también la forma en que procesamos el mensaje de manera sináptica, permanentemente.
Significa que el construccionismo social y la construcción social de la realidad no es solo una calle con doble sentido, sino una colaboración genuina entre el yo y la sociedad.
Literalmente nosotros creamos nuestra realidad y podemos cambiarla, tal como nos puede cambiar a nosotros»,
según Psychology Today.
Entonces, la próxima vez que veas a tu amigo excesivamente alegre pidiéndote que «seas positivo» para mejorar tu vida, recuerda que no está bromeando.
Tales afirmaciones ahora tienen una base en la ciencia. Esto abre varias posibilidades interesantes en el campo de la psicología.