Por Jane Tseng —
«Mucha gente amarró sus bicicletas allí y después se fueron y se olvidaron de ellas», dijo David-Fei Wang, de 28 años, quien vio montones de bicicletas viejas abandonadas por ahí cuando estuvo viviendo en un hutong.
Como no quiere que se desperdicien, Wang pone nuevamente las bicicletas en condiciones, dándoles una nueva oportunidad de seguir siendo útiles.
Un día, cuando Wang tomó un tubo de aluminio, de repente se le ocurrió una idea y se preguntó si podía sustituir las estructuras de aluminio con bambú.
Después de construir un prototipo, se dio cuenta de que era muy fácil. Entonces dejó su trabajo y lanzó talleres de dos días llamados Bamboo Bicycle Beijing (BBB) para enseñar a la gente cómo hacer sus propias bicis de bambú.
Investigando, descubrió que «se pone énfasis en la adquisición de autos en China no sólo por una cuestión de logística sino social», por ejemplo:
- Un hombre sólo puede ir a la boda de su amigo en un BMW.
- Los que van a trabajar en bicicleta son mirados por encima del hombro por sus compañeros.
Además, lo inseguro que es dejar las bicicletas amarradas en Beijing es una de las preocupaciones de la gente que usualmente no usa este medio de transporte.
Más allá de los obstáculos, su objetivo es cambiar el concepto de movilidad, y espera que la gente pueda formar una comunidad que reviva la subcultura de la bici, fabricando sus propias bicicletas de bambú.