Miedos individuales, miedos colectivos, en tiempo de virus

Por Lilia Santana

Tanto antropólogos como psicólogos, aseguran que la tensión de alerta causada por el miedo es necesaria para vivir, superar peligros reales y para defendernos; sin embargo, a veces el miedo también puede paralizarnos e incluso acabar  con nuestras vidas.

Esto pasa porque el miedo trae consigo efectos físicos y psicológicos en el organismo, así como diversos trastornos que pueden impactar nuestro entorno y nuestro estilo de vida, pero cuando se manifiesta como un miedo colectivo y afecta a una región e incluso al mundo entero, entonces puede generar el caos.

La palabra miedo procede del latín metus y sus antecedentes griegos son fobos y deos.

Para los psicólogos, el miedo es una reacción adaptativa que nos prepara para actuar ante un posible peligro.

Nos aleja de los estímulos negativos y nos ayuda a identificar aquello que es nocivo para nuestra supervivencia, además, de ser el responsable de nuestro aprendizaje por evitación (es decir, nos enseña qué es lo que debemos evitar y qué no).

Cuando sentimos miedo, nuestro cuerpo reacciona produciendo una secuencia de efectos, tanto físicos como psicológicos, según Psicología online.

Ante el miedo, algunas personas experimentan sudoración, taquicardia, los músculos se tensan y el estómago se cierra, al tiempo de que los pulmones se encargan de dar más oxígeno al cuerpo.

En la esfera cognitiva, algunas personas viven las sensaciones con mayor intensidad, pero en otros casos, las personas se paralizan perdiendo la capacidad de actuar durante unos instantes, debido a que el sistema se bloquea mental y emocionalmente, impidiendo la manifestación de los efectos físicos de alerta y adaptación.

Estos síntomas pueden ser experimentados por una persona o un grupo de personas

Para entender la forma en que el miedo se hace colectivo, primero hay que entender cómo intervienen las emociones en el miedo.

Las emociones funcionan conectando nuestra naturaleza biológica con el mundo en el que está inmersa, respondiendo rápidamente en situaciones de supervivencia, regulando la atención y el estado de alerta que generan el proceso de adaptación.

Las emociones, también organizan nuestros pensamientos para la acción, además de formar las estructuras que guían nuestras vidas y las relaciones sociales con los demás, según Juan Antonio Barrera Méndez en el documento (Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal)

Siendo el miedo una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o a la amenaza, sus fuentes son diversas.

Pueden ser psico-sociales, políticas, económicas, culturales, espirituales, del cuidado de la salud, de manipulación de los medios de comunicación, o más.

Dada esta situación, el miedo se convierte en colectivo afectando a un grupo o sociedad. De esta forma el miedo se intensifica y se comparte.

Así el grupo va a manifestar reacciones primitivas sin objetivo, desorden, se vuelven violentos hasta motivar pensamientos de muerte.

Según Red de Revistas el miedo colectivo se manifiesta en hacer compras de pánico, negación de los hechos, críticas mordaces y desobediencia a las recomendaciones institucionales, ya que en ellas está la posibilidad de morir.

Los chats se llenan de todo tipo de comentarios apocalípticos, acompañados de vídeos y fotos ilustrativas con las estanterías de los supermercados vacías

Qué hacer ante situaciones de miedo colectivo

Según John Sharp. MD, colaborador de health.harvard.edu

1. Identificar la causa
2. Realizar menos acciones que desaten el miedo
3. Realizar más acciones que eliminen la ansiedad

  • Conéctate con amigos y seres queridos a través de chats de video, llamadas telefónicas, mensajes de texto y correo electrónico. Realmente ayuda sentir la fuerza de tus conexiones con tus amigos y seres queridos, aunque no estés con ellos en persona.
  • Quédate con las fuentes de información creíble, para evitar información errónea.
  • La meditación regular es muy relajante.

Confucio decía:

Un hombre no trata de verse en el agua que corre, sino en el agua tranquila, porque solamente lo que en sí es tranquilo puede dar tranquilidad a otros.

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