Leyenda de cómo un emperador pre adolescente derrotó a un poderoso general

La historia china cuenta muchas historias increíbles sobre grandes personalidades que, por el mérito de su carácter moral, a menudo retratan habilidades casi inhumanas para resistir la adversidad y superar las tribulaciones.

Una historia muy sorprendente es sobre un joven emperador chino, que era solo un niño en el momento en que ésta comienza a desarrollarse.

Sin embargo, este joven pudo ser más astuto que una de las personas más peligrosas del reino.

Defender el trono

Cuando solo tenía 8 años, Kangxi perdió a su padre el emperador Qing del siglo XVII. El padre de Kangxi se había enfermado y poco después murió.

Pero, antes de fallecer el emperador pidió a sus cuatro asesores más confiables que guiaran y protegieran a su hijo pequeño y sucesor al trono.

Pasarían otros siete años para que el niño cumpliera 14, la edad adulta en Manchuria, momento en el que oficialmente se convertiría en emperador.

Durante la dinastía Qing, los banquetes imperiales se daban aquí. (Imagen: Dennis Jaris, Flickr, CC 2.0)

Desafortunadamente, uno de los asesores, que era un general de guerra condecorado con el nombre de Aobai (también conocido como Oboi), gradualmente desarrolló malos pensamientos hacia el joven emperador.

Se opuso a Kangxi y en muchas situaciones ignoro su autoridad.

Un día, Aobai incluso amenazó a los nobles que se habían reunido en la corte real, obligándolos a jurarle lealtad contra el joven emperador.

Contra todo pronóstico

Parecía imposible. Siendo solo un niño, ¿tendría Kangxi alguna oportunidad contra Aobai? y ¿qué decir de derrotarlo?

Aobai no solo era un hombre poderoso, sino que también era considerado como el mayor guerrero manchuriano y artista marcial del reino.

Imponiendo temor sobre aquellos que buscaba reunirse para derrocar al joven emperador en un momento dado, Aobai gradualmente se hizo más poderoso e influyente, controlando a los principales políticos y militares.

Aparentemente tenía ojos y oídos en todas partes; ningún rincón estaba a salvo de su malvado oído, lo que lo hacía consciente de cualquier complot que el joven emperador pudiera planear para recuperar su legítimo poder.

El grado en que se extendió la crueldad del codicioso general fue increíble.

Un día, cuando uno de los asesores más leales de Kangxi se opuso al general e intentó cuestionar su lealtad al trono y sus intenciones, el general Aobai lo hizo matar bajo la apariencia de ser un  traidor.

Luego siguió asesinando a toda la familia del consejero leal; solo para quitar a alguien del camino que pudiera ser una espina en su oscuro camino, para solidificar un reino de terror que nadie, excepto uno, se atrevería a desafiar.

El joven emperador Kangxi, de unos 20 años (Imagen: pintor de la corte no identificado de la dinastía Qing [dominio público], a través de Wikimedia Commons)

Contra todo pronóstico, el joven emperador se negó a ceder ante la tiranía.

Kangxi procedió a reclutar a los jóvenes más brillantes y fuertes para convertirse en su cuadro de élite de guardias. Tuvo que hacer todo a escondidas.

Para evitar que Aobai se enterara, hizo que sus guardias entrenasen jugando a buku, en ese momento un popular juego de lucha entre los niños de Manchuria.

Cada vez que el general visitaba al joven emperador, actuaba como si estuviera completamente inmerso en su juego.

Le tomó algo de tiempo convencerlo, pero finalmente Aobai creyó que el único interés de Kangxi era jugar con sus amigos y que no mostraba signos de ambición política.

Debido a esto, Aobai pronto bajó la guardia, creyendo que era imbatible.

El poder de la paciencia

El joven príncipe esperó pacientemente, dejando pasar el tiempo y soportando muchos insultos de Aobai debido a su desprecio por la autoridad del joven emperador.

La audacia de Aobai llegó tan lejos que el día que Kangxi alcanzó la mayoría de edad y fue coronado emperador, el general apareció con una túnica dorada.

Las túnicas de oro en aquellos días estaban reservadas solamente para el emperador.

Kangxi pensó para sí mismo «Tengo que hacerlo. Ahora es el momento adecuado para derrocar a Aobai. ¿Pero cómo debo hacerlo? Todavía es lo suficientemente poderoso como para dominar a mis jóvenes guardias».

El joven Kangxi cultivó un profundo sentimiento de tolerancia, permitiéndole soportar muchas indignidades de su némesis, Aobai. Kangxi representado en una producción de Shen Yun Performing Arts. (Imagen: Shen Yun Perfoming Arts.)

Un día, Kangxi invitó a Aobai a una reunión informal para discutir sobre algunos asuntos políticos. El joven emperador arregló la silla del general y se aseguró de que le sirvieran té hirviendo.

Cuando el general se apartó debido al agua caliente de cuando se sirvió el té, la silla se vino abajo y el general se cayó.

Al instante, los jóvenes guardias pretendieron ayudar al traicionero general a ponerse de pie, pero en verdad, cada uno de ellos utilizó técnicas de lucha de buku para clavar al enemigo del emperador en el suelo.

Un guardia sujetó la cabeza de Aobai hacia abajo, mientras que el otro lo agarró de la cintura.

Fue como un engranaje cayendo en su lugar. Después de años de entrenamiento, los guardias ejecutaron el plan del emperador en perfecta unión y pudieron detener a Aobai.

Fue acusado de 30 actos de traición, sus tierras fueron confiscadas y fue enviado a prisión de por vida. En esos días no había libertad condicional anticipada por buen comportamiento.

Kangxi reinó durante 61 años, el período más largo que un emperador gobernó en la historia del Reino del Medio. Promovió las artes clásicas chinas, como la caligrafía, la poesía y la música.

El logro del Reino del Medio en los campos de la geografía, la ciencia, las matemáticas y la astronomía se hicieron conocidos por los historiadores de los tiempos posteriores.

Para llevar

Podemos aprender mucho de la historia a medida que nuestras decisiones del presente se convierten en el marco para el destino de nuestro futuro, el que eventualmente se convierte en un camino sólido sobre el que los que vienen pueden caminar para encontrar su destino; que el camino que dejamos los guíe.

Kangxi pudo haber sido más joven y físicamente más débil, pero su justa causa, junto con su naturaleza de buen corazón y capacidad de tolerar,  incluso los insultos más duros, le permitió finalmente derrocar a su adversario codicioso y desconsiderado.

Por supuesto, no actuó solo, sino al unísono con los que le eran leales y con la «causa mayor», lo que requería la paciencia y la tolerancia solo de aquellos que cultivaban la virtud.

Deja un comentario