Las leyes del cielo prevalecerán siempre

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Por Kan Zhong Guo staff

Esta historia tuvo lugar en septiembre de 1991, en un juzgado en Alemania, tras la caída del Muro de Berlín. Poco después de que Alemania Oriental y Occidental se unieran, un veredicto histórico fue dictado, recibiendo la atención mundial. Cuatro hombres, menores de 30 años de edad, y varios ex guardias fronterizos de Alemania Oriental, enfrentaron cargos de asesinato.

Hace veintiún años, Chris Gueffroy, que acababa de cumplir 20 años, y su compañero, Christian Gaudian, trataron de pasar por encima del muro de Berlín, en un intento de escapar de Alemania Oriental. Después de unas cuantas rondas les dispararon, se descubrió que Gueffroy sufrió heridas de bala en el pecho y Gaudian recibió un disparo en el tobillo. Gueffroy, que murió poco después del tiroteo, fue la última víctima conocida antes de la caída del Muro.

El guardia alemán de la frontera del este, Ingo Heinrich, nunca podría haber imaginado que iba a ser juzgado por intento de homicidio, nueve meses después de la caída del Muro.

Un tribunal de Berlín posteriormente sentencio a Heinrich a 3 1/2 años de prisión, sin libertad condicional por el asesinato del Sr. Gueffroy. El abogado de Heinrich sostuvo que los guardias fronterizos estaban obedeciendo la ley y no debían rendir cuentas, ya que no tenían derecho a elegir otra cosa. Sin embargo, en el día de la sentencia de Heinrich, el juez dijo:

La política de Alemania Oriental le pedia disparar a matar, pero sabía, a ciencia cierta, que los fugitivos, que trataban de huir de un poder tirano, eran inocentes. Se considera asesinato matar a un hombre cuando se sabe que es inocente. Como agente de la ley, se lo puede acusar de desobedecer una orden, pero no se es culpable de apuntar erróneamente. En ese mismo momento, como un hombre consciente, podría haber tomado su propia decisión apuntando la pistola 1 cm (menos de ½ pulgada) más arriba, según lo dictado por su conciencia.

Comentario: Siempre debemos consultar con nuestra conciencia antes de hacer algo. Realmente no hay excusa para ignorar esta ley no escrita. Las leyes hechas por el hombre nunca se podrán supeditar a las leyes de la naturaleza.

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