Literalmente la palabra feng shui significa «viento y agua».
El feng shui es un antiguo sistema filosófico chino, a veces traducido como geomancia.
Se enfoca en orientar edificios, muebles, plantas y otros objetos de forma auspiciosa y armoniosa, para asegurar la mejor fortuna para el practicante o sus clientes.
Sin embargo, no hay feng shui completo sin virtud y moralidad
Según cuenta una historia, en la antigua China había un hombre de buen corazón que quería construir una casa y consultó a un maestro de feng shui para que examinara el lugar.
En el camino, el hombre vio pájaros volando sobre la parcela seleccionada.
Le dijo al maestro de feng shui:
«Volvamos más tarde. Parece que hay niños recogiendo melocotones de los árboles. Podríamos asustarlos y sería malo que se cayeran del árbol».
El maestro respondió:
«No es necesario examinar el lugar. Tu buen corazón es el mejor feng shui. No importa dónde construyas tu casa, todo irá bien y será próspero en el futuro».
Un buen corazón está relacionado con la buena fortuna del feng shui. Las personas que realizan buenas acciones y acumulan virtudes serán favorecidas por lo divino. Como dice el refrán:
«Las buenas acciones traen cien bendiciones, las malas causan cien calamidades».

Donando un valioso sitio de feng shui para construir una escuela
Fan Zhongyan, famoso funcionario y escritor de la dinastía Song del Norte, escribió las famosas frases:
«No te emociones por las cosas; no te compadezcas de ti mismo» y «Preocúpate por el mundo antes que por los demás y sólo confórmate cuando todos sean felices».
Desde joven aspiró a ser un hombre que beneficiara al pueblo, ya fuera como funcionario consciente o como buen médico. Fan, como funcionario honorable y devoto budista, valoraba la educación y amaba al pueblo como a su propia familia.
Una vez, Fan Zhongyan compró una casa y un practicante de feng shui le dijo que el lugar tenía un feng shui excelente. Si vivía allí, sus hijos y nietos tendrían un gran futuro y disfrutarían de una riqueza y prosperidad ilimitadas.
Tras escuchar esto, Fan donó la casa y la convirtió en una escuela, donde los niños podían ir a estudiar. Dijo:
«¿No sería mejor que los hijos y nietos del pueblo tuvieran un futuro próspero, a que solo yo disfrutara de la felicidad?».
Más tarde, Fan tuvo cuatro hijos talentosos y todos fueron funcionarios de éxito.
Gracias a su virtud y a sus bendiciones los descendientes de Fan disfrutaron de prosperidad durante 800 años, debido a que sus descendientes practicaron los valores familiares de Fan de «Preocuparse por el mundo primero y disfrutar del mundo después».
Devolver un cinturón de jade y cambiar el destino
Los antepasados valoraban la rectitud por sobre las ganancias personales y ofrecían ayuda a los demás en momentos de dificultad.
Si se trata todo con amabilidad, la buena fortuna vendrá y la desgracia se irá con ella. Es decir, lo que está dentro se manifiesta fuera y las circunstancias cambian con la mente.

Pei Du fue un famoso estadista de la dinastía Tang. Cuando joven conoció a un monje que, tras leerle la cara, le dijo que estaba destinado a convertirse en un mendigo hambriento en la calle.
Un mes después, Pei Du volvió a encontrarse con este monje. El monje le miró con ojos claros y le dijo que en el futuro sería primer ministro. Pei Du estaba muy confundido:
– «Hace un mes, dijiste que me moriría de hambre en la calle. Ahora dices que seré primer ministro. ¿Por qué?»
El monje mayor respondió:
– «Después de que concluyera que morirías de hambre, hiciste una buena acción, que no sólo eliminó la mala suerte sino que tu destino también dio un giro».
Resulta que un día Pei Du encontró un valioso cinturón de jade. Esperó a su dueño en el mismo lugar durante un día y una noche. Todos dijeron:
– «Has esperado tanto tiempo, en realidad estás haciendo algo bueno. Pero, eres pobre, ¿por qué no te quedas con este cinturón de jade?».
Sin embargo, Pei Du insistió en esperar al dueño en el mismo lugar. Finalmente el dueño llegó y quiso agradecerle con dinero, pero cortésmente, Fan se negó.
Este incidente hizo que Pei Du alcanzara la virtud. Más tarde, se convirtió en primer ministro.
Abrazar la virtud es raíz de toda bendición y buena fortuna. Aunque el feng shui ayude a poner el mundo material en orden armónico, la única manera de que una persona viva una vida larga, próspera, pacífica y de bienestar, es haciendo buenas acciones y acumulando virtud.