En un momento en el que parece que cada vez más personas tienen una visión grandiosa de sí misma, haríamos bien en investigar cómo se originó ésta tendencia.
Tal vez podamos aprender una lección de la historia examinando al primer hombre azotado por el amor propio, una cierta figura mitológica griega – Narciso.
La maldición de enamorarse
Según la Metamorfosis de Ovidio, Narciso era hijo de la ninfa Liriope y del dios del río Cefisio. Era un cazador, -un cazador muy bien parecido- que sin proponérselo había ganado muchas admiradoras.
Pero a pesar de todos los elogios y la admiración que recibió, el apuesto hombre se burló de sus cumplidos. Dentro de su hermoso ser, escondía un intenso orgullo que rechazaba el afecto.
Tal vez, desde su punto de vista, nadie era digno de su amor.
Un día, mientras Narciso estaba cazando en el bosque, Eco, la ninfa de la montaña, vio al joven e instantáneamente se enamoró de él. Trató de abrazarlo, pero para su consternación, fue tratada como las demás y rechazada con absoluto desprecio.
Herida por esto, Eco vagó por el bosque hasta su muerte, quedando solo el sonido de un eco que permaneció posteriormente. Némesis, la diosa de la retribución divina, se enteró de la desaparición de Eco y procedió a castigar la arrogancia de Narciso.
Esta fue la maldición: Narciso, después de ver su reflejo en un estanque, se enamoró de sí mismo. Aunque al principio no estuvo consciente de que era su reflejo, pronto se dio cuenta.
Golpeado por la desesperación, terminó con su vida. Hay varias versiones de la historia de Narciso, pero todas ellas lo describen como un loco enamorado de sí mismo, y así, la creación de la palabra narcisista.
La pintura «Narciso» de Caravaggio
Caravaggio ilustró a la perfección la versión de la historia de Ovidio a través de su pintura. Narciso, el tema de la pintura, se distingue por el uso extremo de la luz y la oscuridad. El hombre se destaca, casi como radiante, mientras que los tonos oscuros del fondo contrastan con su hermosa forma.
¿La oscuridad en el fondo significa el rechazo de Narciso al mundo a favor de centralizar su mundo alrededor de su propia imagen? ¿O se trata de la terrible experiencia que está a punto de sucederle debido a su amor propio manifiesto en extremo?
El artista Eric Bess lo considera como ambos.
Explica que la sed de Narciso por sí mismo le hizo olvidar todo lo que le rodeaba. Debido a su deseo de amarse a sí mismo, se volvió ajeno a otros seres vivos, adormecido por la sensación incontrolable dejó de sentir incluso compasión.
Esta falta de compasión fue lo que lo encarceló dentro de su propio mundo que está representada por la oscuridad. Las sombras dibujadas en el fondo se acercan atraídas por la naturaleza de su deseo. Finalmente, este anhelo lo llevó a su destrucción.
La composición del cuadro se divide en dos vertientes: Narciso ocupando la parte superior y su reflejo en la parte inferior.
Si bien es imposible que el hombre y su reflejo interactúen realmente, Caravaggio comunica la conexión haciendo que la mano izquierda del hombre se una a la de su reflejo, creando una forma ovalada con su imagen en el espejo.
Bess percibe esta forma ovalada como la retribución divina infligida por la diosa Némesis. Narciso trataba su reflejo con gran admiración, hasta el punto de la obsesión.
Pero al igual que su trato con las mujeres jóvenes que le ofrecían su amor, su reflejo, tampoco devolvía sus sentimientos a ningún ser vivo, nada más que frialdad. Fue un cambio apropiado de la situación. Como dijo Eric Bess:
«Lo que va, vuelve»
Algunos expertos afirman que el narcisismo se está extendiendo, especialmente entre los jóvenes de todo el mundo. El profesor de psicología Jean Twenge de la Universidad de San Diego y autor del libro The Narcissism Epidemic, argumentó que el narcisismo está aumentando entre los adultos jóvenes.
El exceso de auto-gloria y vanidad es una cosa de hoy en día. Pensar en ello debería sonar campanas de advertencia y recordarnos la obsesión de Narciso y su lamentable final.