Según las muchas leyendas y profecías de desastres de naciones, pueblos y religiones de todo el mundo, en un cierto período de tiempo, los seres humanos enfrentarán fuerzas del mal, oscuridad, tribulaciones, desafíos severos y experimentarán desastres devastadores.
En ese momento crítico, también conocido como Los Últimos Días, y justo cuando la humanidad está al borde de la completa desolación, el Ser Divino regresa para rescatar a los fieles, ofrecer la salvación y difundir la iluminación.
Al final, la justicia prevalece y vence al mal. El pueblo recto se salva, se purifica y entra en una nueva y gloriosa era de paz y de gracia.
Si prestamos atención, parece que ese tiempo de prueba y tribulación para la humanidad ha llegado.
Por lo visto, las tribulaciones de ese período de tiempo caótico y corrupto descrito en las profecías, ya está sobre nosotros.
Profecía de los antiguos persas

Los escritos del antiguo profeta Zaratustra, un persa que vivió hace miles de años, se han traducido en los Libros Sagrados de Oriente y dice lo siguiente en cuanto a las características del periodo final de la historia:
«Todos abogan por la avaricia y por creer en falsos credos. Sus cuerpos están engordando, pero sus almas están hambrientas».
«Oscuras nubes y ranas ennegrecen el cielo».
«El aire caliente y el frío soplan alternativamente todas las frutas y granos».
«La lluvia no caerá cuando debiera».
El viento caliente, el viento frío y la lluvia que no debería caer, son símbolos de desastres naturales, mientras que las «nubes oscuras» y las «ranas» representan las fuerzas del mal que sumergen al mundo entero en la oscuridad.
Predicción de desastres por Hermes
Hermes, por su parte, fue un profeta asociado con el antiguo Egipto y con Grecia.
Afirmó que, en algún momento en el futuro, la humanidad perderá la fe en los dioses y estará al borde del colapso espiritual.
“Las personas que son piadosas con los dioses son consideradas locos, mientras que los que no respetan a los dioses se consideran inteligentes, los locos se consideran guerrilleros y los malvados se consideran buenas personas.
Cuando se trata de la inmortalidad del alma o la vida, se burlarán de ella y pensarán que es falsa. Ya nadie creerá ni hablará de respeto y piedad a los dioses.
Será un período caótico y todos los valores morales desaparecerán gradualmente. La gente entrará en confusión mental.
Sus pensamientos, palabras y hechos ya no tiendrán amor, sino que estarán llenos de egoísmo.
La gente buscará una vida materialista al extremo y esta búsqueda los mantendrá fuera del mundo espiritual.
Así nacerá una dinastía oscura. Las personas serán gobernadas por políticos malvados, corruptos y egoístas, interesados en dinero y poder. La naturaleza estará desequilibrada.
La catástrofe vendrá porque la humanidad se cocerá en su jugo.
Cuando todo esto aparezca, un dios Creador Supremo corregirá todo. Él traerá de vuelta a los que se han perdido y finalmente eliminará las inundaciones, incendios, guerras y plagas que surjan.
De esta manera, el Creador restaurará el mundo entero a su estado original y la gente siempre amará, alabará y bendecirá a los dioses.
Nacerá un nuevo universo. Todo será reconstruido y se volverá hermoso y sagrado».
Las profecías nórdicas y antiguas de los indios hopi, tienen relatos similares.
Profecías de desastre, guerra y redención de los justos, en el «Libro de las Revelaciones»

Dentro de estos libros predictivos, no hay que olvidar el «Libro de la Revelación», también conocido como «El Apocalipsis», es el libro final de la Biblia cristiana.
Según estas escrituras, cuando Juan, discípulo de Jesucristo, estaba exiliado en la isla de Patmos, Dios lo llevó al cielo para ver los siete sellos, los cuatro jinetes y la marca de la Bestia, que traerían un gran desastre y tribulación sobre la tierra.
Grabó las imágenes que presenció y escribió este misterioso libro.
La historia tal y como se cuenta es así:
Jesús, conocido como el Cordero en las Revelaciones y sus discípulos (llamados Santos en la Biblia) luchan contra el Gran Dragón Rojo y las fuerzas malignas de la Bestia.
El Cordero representa la justicia, la rectitud y la voluntad de Dios.
La Bestia confunde a la gente del mundo, llevándolos a todo tipo de libertinaje, inmoralidad, maldad, depravación y caminos corruptos; blasfemando a Dios, la reputación de Dios y los apóstoles que viven en el cielo.
La Bestia malvada gobierna a Babilonia la Grande (también llamada la gran adúltera en el Libro).
La ciudad es muy opulenta, un lugar glorioso, que posee grandes riquezas y muchas comodidades. Países, empresas y personas caen bajo su hechizo adúltero y difícilmente pueden resistir sus tentaciones.
Ajenos al desastre que está a punto de caer, conocen su música maligna, la fornicación, las drogas y la inmundicia, pero aún así cooperan con ella, hacen negocios con ella y compran sus productos.
El “Libro de las Revelaciones” muestra:
“Si pelean con el Cordero, el Cordero los vencerá porque el Cordero es el Señor de señores y Rey de reyes».
Sin embargo, debido a que la Bestia es engañadora, muchas personas se sienten atraídas por sus trampas y la ayudan a cometer un mal extremo y a cometer crímenes pérfidos contra Dios y la humanidad.

Señales del periodo final
Entre los desastres mencionados en el “Libro de las Revelaciones” se encuentran agua envenenada, incendios, terremotos, granizo, tormentas, humo y azufre, langostas, plagas, calor extremo y guerras.
Al final, el Cordero y los Santos derrotan a los espíritus malignos, demonios y monstruos.
La ciudad de Babilonia se derrumba en un día y terribles desastres le sobrevienen a ella y a sus facilitadores.
Reyes y comerciantes de distintos países que la habían tratado y apoyado, quedan atónitos. Pensando que eran intocables, ahora entran en pánico al ver que la rica y gloriosa ciudad está totalmente destruida.
A ellos también les sobreviene el desastre, ya que se negaron a arrepentirse de sus pecados y de sus caminos retorcidos. Son juzgados y enviados a la fosa del infierno.
En el «juicio final», todos los pecadores que se niegan a arrepentirse y a buscar el perdón, son juzgados y enviados al abismo del infierno.
A partir de entonces, se crea un nuevo universo y sólo aquellos cuyos nombres están escritos en el Libro de la Vida, pueden ingresar al nuevo cosmos.