Por Alejandra Juárez
¿Te encontraste alguna vez cara a cara con la muerte?
Este artículo esta escrito en base a mi experiencia espiritual y a vivencias que marcaron un antes y un después en mi vida.
Nuestro camino ya está escrito
Muchas veces nos preguntamos si ya todo esta “escrito” en nuestra vida, o si somos nosotros los creadores de nuestro destino.
Cuando nos sucede algo verdaderamente fuerte en la vida, que excede los límites de nuestros entendimientos, queda la sensación de un gran tablero de ajedrez que se cae, entonces la jugada se desarma, los movimientos que teníamos planeados ya no sirven y el juego tiene que volver a comenzar desde cero.
Con la muerte descubrí que hay sucesos importantes que no controlamos, y en ellos nuestro camino ya está escrito, el día en que nacemos, las cosas que tienen que sucedernos en determinado momento de la vida e incluso el día de nuestra muerte. Como cuando me topé cara a cara con la muerte estando en la cima de una relación amorosa, con posibles planes de casamiento, hijos, y vivir en otro país junto a mi pareja.
Gracias a él comencé a reconstruir mi historia de vida y a crear una historia más sana, dentro del concepto de salud que considero bueno, es decir con valores como base, con principios claros, respetando a la otra persona, generando diálogos e intentando construir un futuro sin restos de pasado.
Si dependía de él o de mí, pensabamos que nada podía separarnos, porque estabamos construyendo una base solida de relación, pero de la noche a la mañana me choqué contra un gran muro y junto con su muerte, todos mis planes de vida se terminaron en ese momento.
Fue aquí, donde descubrí que no tengo el control de nada.

Perdiendo el control
Generalmente creemos que podemos controlar todo, que podemos elegir qué hacer y qué no hacer y que todos los pasos en nuestra vida dependen solo de nuestras decisiones.
Sí, suena razonable, todo esfuerzo trae sus frutos, pero hay sucesos en la vida que demuestran que si algo tiene que ser para nosotros lo será y si no lo es, no hay nada que se pueda hacer, la muerte ayuda a comprobar este punto, también las enfermedades, las catastrofes y los infortunios.
¿Entonces qué depende de nosotros en nuestra vida?
Entendí que no controlamos lo que nos va a pasar, podemos planear muchas cosas pero cuando llega un suceso inesperado, y te “patean el tablero”, tienes que comenzar de cero, quieras o no, te guste o no la idea, porque todas las piezas estan desparramadas y la jugada ya cambio.
Quiero que pienses en algún suceso inesperado en tu vida, que haya hecho que tuvieras que cambiar planes totalmente armados…
Tomate tu tiempo, y piensa en esto: ¿todo en la vida sucedió como lo querías o planeabas?
Aceptar una situación permite que las cosas fluyan
Cuando te sucede un acontecimiento que obstruye tus planes y genera un antes y un después en tu vida, el punto clave para volver al fluir de la vida es la ACEPTACIÓN.
Aceptar no es olvidar, no es querer menos, no es bajar los brazos y ser pasivos ante un suceso que te envuelve. Aceptar es tener la certeza de que hay cosas que tenian que ser así, que existen acontecimientos que no podían ser de otra manera.
Aceptar es descubrir que hay planes que por más coherentes que sean y por más realizables que parezcan, podrán concretarse solo si estaban en tu destino, de otro modo no hay otra opción.
Por supuesto, este pensamiento despierta mucha rebeldía, estarás preguntandote si nuestros esfuerzos entonces valen la pena o no, si en definitiva nos esforcemos o no, va a sucedernos lo que tenga que pasar.
Ante esto puedo decirte que no tenemos el control sobre las cosas que nos sucederán en nuestra vida, pero sí podemos decidir como afrontarlas.
Siempre estuve segura que tenemos 2 opciones, hay dos caminos a elegir ante cualquier suceso en nuestra vida, de nuestra desición dependerá como llevaremos nuestro día a día.

Dos miradas diferentes para un mismo suceso
Cuando la vida te pone a pruebas, siempre hay dos caminos a elegir, en este caso mis dos opciones fueron:
- Sentir que todo era injusto y sumergirme en la tristeza, o
- Aceptar la situación como parte de lo que tenía que sucederme en la vida, y buscar el aprendizaje dentro del dolor.
Elegí por supuesto la opción dos, es la que me dio fuerzas para levantar la cabeza, erguirme de hombros y confiar en los planes que Dios, la vida y el universo tienen para mí, por supuesto, es un proceso, un camino de descubrimientos, y un momento interesante para practicar el soltar, y para seguir el curso natural de la vida.
Si elegía la opción uno, y me centraba en la injusticia, en las típicas preguntas:
- “¿por qué a mí?”
- “soy tan buena y me pasa esto”
- “la vida es injusta, no me merecía este dolor”,
iba a caer en un pozo sin salida y en un camino sin retorno, de donde difícilmente podría salir, y el resultado sería una depresión, un sin sentido, y si vamos más lejos: caer al abandono.
El creer, el confiar, y el seguir un camino espiritual me sirvieron como base para acompañarme en este proceso de duelo, comencé a creer mucho más en que las personas se cruzan por algo en nuestra vida, en que nada de lo que nos sucede es casual, y que todo forma parte de nuestro camino de evolución y crecimiento.
Paradojicamente esta muerte me devolvió la vida.
Quiero transmitirte algo más, si estás pasando un momento difícil o estas creyendo que nada tiene sentido: calma, respira hondo, sal a pasear, mira películas motivadoras, escucha otras historias, conversa con gente nueva y llénate de pesamientos positivos.
Ante sucesos inesperados o que no nos gusten, lo creas o no, siempre hay una salida, siempre hay un “para que”, y por último, sí hay esperanzas, aunque al principio solo podemos ver que estamos caminando en un camino con niebla, el camino sigue ahí, y lo que no se ve claro, pronto tendrá una nueva puesta de sol.
De uno depende tomar las adversidades como un quiebre de nuestra vida, o como una nueva oportunidad.
Amada Alejandra, ojalá tuviera un texto inspirador y motivador como este en el momento en que me encontré en esta situación. Mi “regreso a la vida” fue muy difícil y largo, porque elegí la primera opción porque no era consciente de que podía haber algo más allá. Hoy también sigo un camino espiritual que trae esta conciencia tuya. ¡Gracias por ponerse en el papel de «SERVIR» a un Bien Mayor!
Luz a nuestro amado hermano.
Angelica, releyendo los artículos, vuelvo a leer tu comentario y noto que nunca lo contesté,te agradezco tanto por tus palabras… tomando distancia de este suceso que cambio mi vida, puedo notar que seguir un camino espiritual es lo que me mantiene en pie y me ayuda a seguir entendiendo la muerte, con una plena conciencia de que es una gran maestra y de que todo en nuestra vida ya está escrito…
te mando un abrazo querida, ese abrazo que nos hace cómplice en esta pérdida.