Traducido por Ying Ma
Había una vez un niño llamado Erlang Huang que asistía a la escuela privada del Sr. Wang en el condado de Wuxi. Las ropas del pequeño siempre estaban cubiertas de barro amarillento, así que sus vecinos le llamaban Huang Nie Lang.
El condado de Wuxi lindaba con el lago Tai; tenía un puerto llamado Puerto Wuxi. Huang Nie Lang tenía un hábito extraño, siempre sucumbía a un profundo sueño en clase cuando había lluvia o un viento fuerte sobre el lago Tai.
Una vez dormido, nadie era capaz de despertarlo. Cuando se despertaba estaba cubierto en sudor. Su profesor, el Sr. Wang, estaba molesto con su hábito y siempre le reprochaba el que se quedara dormido cuando estudiaba. Huang Nie Lang sólo se quedaba en silencio cuando lo criticaban.
Al despertar una vez más de otra siesta durante la clase, el Sr. Wang le preguntó enfadado,
– “¿Estás aquí para estudiar?”
El niño fue forzado a decir la verdad:
– “No señor, no me quedé dormido, simplemente salí afuera a salvar a la gente que gritaba pidiendo ayuda desde el lago Tai”.
El Sr. Wang gruñó:
– “¡Tonterías! Te quedaste dormido en el escritorio; ¿cómo puedes decir que saliste a salvar a la gente?”
El chico dijo:
– “Si no me creé, puede ir al puerto Wuxi a echar un vistazo; verá cinco barcos que acabo de salvar ahora amarrados allí”.
Así que el Sr. Wang envió a un estudiante al puerto y el estudiante se encontró con las personas de los cinco barcos, murmurando que habían sido muy afortunados porque hubo un chico cubierto de barro amarillo que los había salvado de la tormenta.
Así que el estudiante le dijo lo que oyó al Sr. Wang, pero él seguía dudando. La vez siguiente escondió uno de los zapatos del chico que se quedó dormido en clase. Cuando el niño despertó estaba ansioso y dijo:
– “¿Quién escondió uno de mis zapatos? Me llevó bastante tiempo buscar ese zapato, pero no pude encontrarlo. Al final tuve que correr hacia el muelle con un solo zapato, pero debido a que era tarde sólo pude salvar a ocho de los diez barcos. Los otros dos terminaron en un gran promontorio rocoso, puse mi único zapato para tapar el agujero en uno de los barcos, pero el otro se hundió”.
Lo que dijo era demasiado para que lo creyera el Sr. Wang, así que decidió comprobar lo sucedido en el muelle, él mismo esta vez. Para su sorpresa, oyó que los marineros en el puerto estaban diciendo cosas como
– “Deberíamos expresar nuestra gratitud a Huang Nie Lang que no sólo salvó nuestros barcos sino también nuestras vidas”.
El Sr. Wang se arrepintió profundamente de sus dudas al oír esto y al regresar a su escuela le dijo a Huang:
– “Mi niño, no debería haber escondido tu zapato; de otro modo ese barco también hubiera sido salvado”. Sacó el zapato que había escondido, pero Huang dijo:
– “Este zapato ya no sirve; la próxima vez iré salvar a la gente descalzo”.
Desde entonces el Sr. Wang supo que Huang era un chico especial, así que siempre que se dormía en clase, ya nunca más le molestaba.
Pero como era de esperarse, Huang se quedó dormido otra vez cuando estudiaba. El Sr. Wang vio que estaba sudando mucho, así que se sentó a su lado y usó un abanico para darle aire, pero encontró que cuanto más le abanicaba, más sudaba Huang. Por lo que el Sr. Wang hizo lo mejor que podía para enfriar al chico. Para su sorpresa el sudor se secó completamente al final, pero el cuerpo del chico rezumó sangre y murió poco después.
El Sr. Wang estaba muy triste y lloró amargamente sobre su cuerpo durante dos días y dos noches. Después soñó que Huang venir hacia él con los pies descalzos y le dijo:
– “Querido señor, intentaste ayudarme pero lo que hiciste me arruinó. Al abanicarme desde esa dirección postergaste el tiempo para que regresara; a pesar de que fallecí, mi espíritu siempre estará alli y siempre que alguien este atrapado por un gran viento en el lago Tai, por favor recuerden llamar a Huang Nie Lang de los pies descalzos y yo iré a ayudarlos”.
El Sr. Wang lloró amargamente y pasó estas palabras a los marineros de los alrededores. Los marineros estaban tristes al saber que Huang había muerto y construyeron un templo para él a las orillas del lago Tai.