La leyenda de un erudito de la dinastía Qing

«El infortunio subyace en la fortuna y la bendición yace en la desgracia»

Nan Fung era un erudito en Jiangxi, de la dinastía Qing, cuyo talento literario fue excepcional. Escribió miles de obras extremadamente bien y fue autor de varios ensayos en un período de tiempo muy corto.

Sin embargo, con el fin de ganar más dinero, ayudó a delincuentes mediante la elaboración de mentiras para su defensa y reducir sus crímenes. Como resultado muchos delincuentes evadieron y libraron sus sentencias.

Después de acreditar el más alto examen imperial, pasó un tiempo en su casa en espera de una vacante oficial. Durante ese tiempo, leyó historias que le hizo darse cuenta de aquellas personas que se vieron recompensadas por ser buenas y castigadas por haber cometido actos malos.

Sabía que lo que había hecho estaba mal y tenía miedo de que él también pudiese ser castigado. Entonces tomó una decisión; intentaría hacer todo lo posible para ser una buena persona. Desde entonces, trató de hacer sólo lo que era correcto y beneficioso para los demás.

Un año más tarde fue perdiendo la vista y vivía torturado mentalmente. Llegó a sospechar de esas historias que había leído y dijo con tristeza:

– «Yo fui una persona que fue capaz de pasar el más alto examen imperial a pesar de haber hecho tantas cosas malas. Pero después de que traté de ser una buena persona, perdí mi vista. ¿Significa esto que todas esas enseñanzas eran mentiras y que estaría bien si yo regresara a ser la persona de antes?”

A partir de entonces, volvió a ser la misma persona taimada que era antes. Su enfermedad del ojo se fue curando poco a poco por un médico. Siempre estuvo orgulloso de su talento literario, el cual no podía utilizar cuando él no tenía vista.

Al poder ver de nuevo se devanaba los sesos para escribir artículos y ganar así mucho dinero para ayudar a los criminales a escapar de sus penas. Poco tiempo después, a causa de un artículo difamatorio que escribió, fue condenado a muerte inesperadamente.

Cuando un hombre sabio escuchó esta historia, él dijo:

«¡Qué lección es está! Usted ve, al igual que el viejo proverbio chino,  «el infortunio subyace en la fortuna y la bendición yace en la desgracia».

Cuando Nan Fung pasó el más alto examen imperial, en realidad fue el comienzo de su flagelo. Sin embargo, cuando se quedó ciego, fue bendecido en realidad porque se le dio la oportunidad de pagar por sus fechorías antes de la llegada de la buena fortuna. No obstante, él era terco y tomó una decisión imprudente, seguir haciendo sus malas obras. Al final, él sacrificó su vida por sus ojos.

Fuente: http://www.zhengjian.org/node/112375

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