Por Yi Ming
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Mi cuñado es un estadounidense que ama explorar. Cuando era joven, quería ser marinero y navegar por todo el mundo. Venía de una familia acomodada y, como tal, tenía posibilidad de elegir cuando se graduó de la escuela secundaria. No quería ir a la universidad de inmediato, así que en su lugar, viajó a Alaska, donde consiguió trabajar como leñador.[su_spacer]
Ahorró su dinero después de trabajar una temporada y viajó por todo el mundo. Después de dos años de viajes, volvió a casa y se inscribió en la universidad donde logró completar su programa de licenciatura en tan sólo tres años. Pronto encontró un trabajo y tuvo mucho éxito, convirtiéndose en el jefe de ingeniería para una compañía en poco tiempo.
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Un día, me contó una historia sobre una experiencia que tuvo en Alaska y que le afectó profundamente. Mientras trabajaba en el bosque con un amigo —decía— escucharon el aullido de un lobo. Lo buscaron hasta que lo encontraron atascado en una trampa.
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Mi cuñado sabía que por allí vivía un anciano que atrapaba animales y vendía su piel para complementar sus ingresos, pero recientemente había tenido un ataque al corazón y estaba en el hospital. Si nadie se hacía cargo del lobo atrapado, moriría de hambre.
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Querían liberar el lobo, pero el animal era feroz.
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Se dieron cuenta que caía leche de la ubre del lobo y dedujeron que era una hembra con cría. Buscaron la guarida de la loba y hallaron cuatro cachorros a los que llevaron con su madre para que pudiera cuidar de ellos.
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Mi cuñado acampó cerca de la loba durante la noche ya que todavía estaba atrapada y no podía defenderse.
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Se quedó con ella durante cinco días, compartiendo su comida. En el quinto día, cuando fue a darle de comer, vio que ella movía un poco su cola y supo que había ganado su confianza. Después de otros tres días, dejó que mi cuñado se acercarse lo suficiente para que la pudiera liberar de la trampa.
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Después de que fue liberada, la loba le lamió la mano y con paciencia le permitió tratar su pata lesionada. La loba se llevó a sus cachorros a la distancia, volviéndose varias veces para mirar a mi cuñado mostrando así su agradecimiento.
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Mi cuñado se sentó en una roca por un tiempo después de que ella se había ido y recordando todo lo ocurrido, pensó:
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[su_heading size=»20″ margin=»40″]Si un ser humano puede hacer amistad con un lobo feroz, ¿por qué no podemos todos estar de acuerdo en dejar a un lado nuestras diferencias y vivir en este mundo en paz?[/su_heading]
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Desde entonces, él ha tratado a la gente con amabilidad y siempre asume que son bien intencionados. A menudo ayuda a los demás y hace caso omiso de las pequeñas molestias de la vida. El cambio más importante en su naturaleza es que él está de buen humor todos los días. También ha descubierto que la alegría que recibe de ayudar a la gente es muy superior a cualquier alegría que le brinda a ellos.
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Mi cuñado siempre dice que está muy agradecido por su experiencia en Alaska, lo que le hizo apreciar lo que realmente debe ser atesorado.
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Me gusto la página por sus diferentes secciones y por sus múltiples artículos, los cuales son interesantes y agradables.
Muchas gracias por tus comentarios
La página es muy interesante, aunque siento que falta un poco de organización en la página inicial, pues los diversos artículos tienen cierta aleatoridad, de ahí en fuera, excelente.
¡Hola Jorge! Muchas gracias por dejarnos tu comentario, esperamos poder organizar mejor la página pronto, vamos a trabajar en ello.