Por Ben Maloney —
El pueblo ha hablado. Por segunda vez en un año los habitantes de una isla de Hawái han dicho a Monsanto, y a todas las demás empresas químicas, que no quieren las pruebas de semillas genéticamente modificadas (OGM por sus siglas en inglés), en sus islas.
En las votaciones del 6 de noviembre, la gente de Maui aprobó por un estrecho margen (50,2%) la prohibición de los transgénicos en la isla. La propuesta electoral se cumplió a pesar de una campaña opositora de 8 millones de dólares por parte de la compañía. A principios del año pasado la isla hawaiana de Kauai aprobó una medida similar, sólo para ser anulada a nivel federal.
Cada vez son más los residentes que están despertando, no sólo a los posibles daños por el consumo de productos alterados genéticamente, sino igualmente al mal uso de venenos y pesticidas, no revelado en las pruebas de cultivos transgénicos y semillas, por estas empresas. Informes sobre niños y vecinos enfermos como resultado del consumo de productos químicos de Monsanto cerca de escuelas y hogares, han llevado a los residentes a pedir aún más transparencia antes de que se permita a estos gigantes químicos utilizar tierras hawaianas para propósitos de prueba.

