No juzgues un libro por su cubierta, las apariencias engañan

Similar en significado a los dichos: «No juzgues un libro por su cubierta o las apariencias engañan», hay un viejo refrán chino que dice: «No puedes medir el mar con una olla». Las apariencias pueden ser muy engañosas. La siguiente historia es acerca de una joven que cometió este grave error.

Lady Li vivía bien como camarera en un restaurante de alta categoría. Los comensales ricos eran generosos con las propinas, y no era inusual para ella recibir propinas de cientos de yuanes. Estaba orgullosa de su trabajo en el restaurante; Li disfrutó mezclándose con los ricos. Pensaba muy bien de sí misma: era delgada, bonita, y creía que tenía muchas posibilidades de vivir bien debido a su apariencia y por quienes se rodeaba en el restaurante.

Un día, un desprolijo anciano entro con ropa bastante desaliñada al restaurante. Li se burló de él con su mirada, pensando que acababa de llegar a la ciudad como turista y probablemente no tenía mucho dinero. El parecía no tener suficiente dinero para una comida. Tal como se esperaba, el anciano le dijo:

– «Por favor, tráeme un vaso de agua«.

Lady Li made a good living as a waitress at a high end restaurant. (Image: pixabay / CC0 1.0)
Lady Li se ganó la vida como camarera en un restaurante de alto nivel. (Imagen: pixabay / CC0 1.0)

Li respondió:

– «No tenemos agua. Sólo servimos vino y bebidas. Por favor, váyase si no va a pedir comida».

Ella continuó bruscamente:

– «Este no es un lugar para usted. ¡No tiene dinero! Así que no malgaste nuestro tiempo por favor».

El anciano se despidió diciendo en su salida:

– «No seas tan cruel con los demás, seguro que lo lamentarás un día».

El gerente del restaurante reunió a su personal a la mañana siguiente, diciéndoles:

«El nuevo director entrará hoy. Asegúrense de que estar haciendo su mejor trabajo»

Al oír las noticias, Li comprobó su apariencia, pensando para sí misma:«¡Si doy una buena impresión, estoy segura de que conseguiré una buena promoción! «

Un coche de lujo se detuvo afuera. Un grupo de personas acompañaban a un hombre mayor al restaurante. Todos se inclinaron y sonrieron al grupo, diciendo al unísono: «¡Bienvenido nuevo director!» El anciano asintió con la cabeza en reconocimiento. El encargado se sentó con el grupo y preguntó:

¿El nuevo director quiere decir unas palabras?

Todos comenzaron a aplaudir con anticipación, pero cuando Li vio su rostro, se detuvo a medio palmo.

«¿Cómo podría ser él?» Acaso no era aquel anciano con quien había sido tan cruel el día anterior. Ella fue despedida casi de inmediato, y las lágrimas que derramó por la autocompasión no le ofrecieron consuelo por lo que lo ocurrido lo provoco ella misma.

Traducido por Cecilia Kwan y editado por Kathy McWilliams.

 

1 comentario en «No juzgues un libro por su cubierta, las apariencias engañan»

Deja un comentario