Por Des Ford
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En el océano, el plástico más perjudicial es demasiado pequeño para verlo.[su_spacer]
Hay por lo menos 268 mil toneladas de plástico flotando en los océanos, según una nueva investigación realizada por un equipo internacional de científicos.
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El mundo genera 288 millones de toneladas de plástico cada año, sólo un poco más que el cultivo anual de hortalizas. Aún con los métodos actuales sólo el 0,1% se encuentra en el mar. La nueva investigación muestra que es muy poco lo que sabemos sobre el destino de los residuos plásticos en el océano, una vez que los tiramos «lejos».
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¿A dónde va?
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Lo más obvio, este plástico desechado existe en la forma de los residuos desagradables que vemos arrastrados por las olas en nuestras playas.
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Estos grandes trozos de plástico son una mala noticia para las criaturas del mar que no están acostumbradas a ellos. Por ejemplo las tortugas consumen bolsas plásticas, al confundirlas con medusas. En las islas exteriores de Hawái, el albatros de Laysan alimenta a sus polluelos con el material desnatado de la superficie del mar. Aunque los adultos pueden regurgitar el plástico ingerido, sus polluelos no pueden. A menudo los albatros jóvenes son encontrados muertos con el estómago lleno de tapas de botellas, encendedores y otros desechos de plástico, después de haber muerto de hambre.
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Pero estos grandes impactos visibles pueden ser sólo la punta del iceberg. Trozos de plástico de menos de 2,5 mm (pedacitos desprendidos de los fragmentos más grandes), son muy abundantes en las muestras de zooplancton del Pacífico oriental. En algunas regiones del Pacífico central, ahora hay seis veces más plástico del tamaño del plancton que plancton. Éste es consumido por las aves, los peces y las ballenas, los cuales encuentran difícil separarlos, confundiendo a menudo este plástico con el krill, especialmente las partículas de color bronceado.
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Más de cerca
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Sin embargo, esto no cuenta toda la historia. Por razones técnicas, Eriksen y su equipo no pudieron considerar las partículas muy pequeñas, las cuales pueden ser las más perjudiciales de todas.
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Estamos hablando de pequeños trozos de 0,5 mm o mucho menos, por lo general invisibles a simple vista, que a menudo se originan en los cosméticos o medicamentos que contienen nanopartículas o microperlas. Estas son importantes, ya que son de tamaño similar a las formas más pequeñas de plancton (pico y nano plancton), que son el grupo más abundante de plancton, y los mayores contribuyentes en términos de biomasa de producción primaria. Hay mucho que hacer cuando uno observa más de cerca.
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Aún no sabemos con precisión cómo interactúan las nano partículas de plástico con la fauna marina, pero sí sabemos que pueden ser absorbidas al nivel de células individuales. Y lo peor es que son portadores eficientes de moléculas orgánicas, como el estradiol, el medicamento utilizado para el control de la natalidad y la fecundación in vitro, que llega desde nuestro sistema de aguas residuales al mar. De hecho, esta eficiencia es una de las razones por las que las nanopartículas están siendo exploradas para administrar fármacos; son una gran manera de lograr que la medicina adecuada sea absorbida por las células correctas.
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Por lo tanto, no es sólo el propio plástico lo que nos debe preocupar. Debemos mirar lo que él lleva, pues las sustancias adheridas a las nanopartículas de plástico podrían dañar gravemente los ecosistemas marinos.
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Los desagradables interruptores endocrinos se pueden concentrar un millón de veces más que los niveles de base en la superficie de las partículas de plástico. Pueden ser ingeridos por los organismos, y los químicos absorbidos interrumpen los procesos reproductivos. En algunas especies, como los mejillones bivalvos, incluso los machos se convirtieron en hembras.
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Los trozos flotantes de plástico también pueden ser colonizados por organismos, incluidos los patógenos bacterianos tales como el cólera y el insecto marino patinador, que necesitan una superficie dura para poner sus huevos. Como los desechos plásticos son recientes y persisten por más tiempo que los restos flotantes naturales, podrían convertirse en los vehículos ideales para la introducción de especies invasoras, con consecuencias devastadoras.
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La contaminación plástica del mar es la cenicienta de las cuestiones mundiales, obteniendo menos atención que su hermanas feas, el cambio climático, la acidificación, la pesca, las especies invasoras, o los residuos de alimentos, pero tiene enlaces con todos y merece mayor atención por parte de la comunidad científica.
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Por Magnus Johnson, de la University of Hull and Melanie Coull, University of Hull
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.
Puedes leer artículo original aquí.
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