Varios grupos de derechos humanos han escrito una carta conjunta al Comité Olímpico Internacional (COI) pidiéndole que impida que China sea sede de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022 debido a las graves violaciones de los derechos humanos que ha cometido.
Beijing espera albergar el evento como una forma de mostrar al mundo cuán avanzado es tecnológicamente y cuán ordenado es su sistema social.
La carta fue escrita por 160 grupos defensores de derechos humanos de América del Norte, Australia, Europa, África y Asia.
La carta
En la carta se advierte como el gobierno chino se ha envalentonado por el prestigio que obtuvo con los Juegos Olímpicos de 2008, después de los cuales estableció un «estado de vigilancia orwelliano» en el Tíbet, detuvo a más de un millón de musulmanes uigures en Xinjiang tratando de borrar la cultura mongola dentro de Mongolia Interior y está tomando medidas enérgicas contra las libertades en Hong Kong.
También señala que Beijing continúa persiguiendo a los activistas pro-democracia, a los abogados y básicamente a cualquiera que sea visto como una amenaza por el PCCh.
Según el reporte de The Epoch Times, Mandie McKeon de la Red Internacional del Tíbet dijo lo siguiente:
«En 2008, el COI aseguró a la comunidad mundial que el historial de China en materia de derechos humanos mejoraría como resultado de la celebración de los Juegos; en cambio, hemos visto lo contrario… La magnitud de la crisis de derechos humanos en el Tíbet, el Turquestán Oriental y Hong Kong exige replantearse dónde se celebrarán los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022»
En la carta se pidió al COI que mantenga su compromiso con sus principios fundamentales sobre la «dignidad humana», tal como se establece en la Carta Olímpica, y que traslade las Olimpiadas de 2022 fuera de China.
Fengsuo Zhou, un activista china de derechos humanos que vive en Estados Unidos, advirtió que permitir que China sea sede de los Juegos Olímpicos equivaldría a empoderar al régimen comunista.
Hipocresía
En agosto, el Congreso Mundial Uigur (WUC) también instó al COI a trasladar de China los Juegos Olímpicos de 2022 por el terrible trato que le ha dado a su comunidad.
Sin embargo, el COI respondió que debe permanecer «neutral en todas las cuestiones políticas mundiales» y argumentó que ha recibido «garantías» del régimen chino de que los principios propuestos por la Carta Olímpica serán respetados «en el contexto de los Juegos». Esto básicamente suena como un argumento hipócrita.
En 1960, el COI prohibió a Sudáfrica participar en los Juegos Olímpicos debido a que el país enfrentaba cargos de apartheid.
A Sudáfrica solo se le permitió participar en 1992 después de que el sistema de apartheid del país había caído.
¿Por qué no puede el COI adoptar la misma postura contra China por su persecución de tibetanos, uigures, kazajos, etc.?
El COI parece encontrar a China demasiado grande y poderosa para decepcionar, básicamente validando la idea de que las reglas morales pueden ser doblegadas por aquellos que detentan el poder.
Respuesta de Estados Unidos
La administración Trump se está volviendo más estricta con su relación con Beijing, y responsabiliza a empresas, individuos y organizaciones chinas por su participación en violaciones de derechos humanos.
Como tal, algunos creen que Estados Unidos podría retirarse de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022 para mostrar su solidaridad con las comunidades perseguidas por el régimen chino.
En diciembre del año pasado, dos senadores de Estados Unidos instaron a NBC Universal a no transmitir los juegos de 2022 y poner «los derechos humanos por encima de las ganancias».
El presidente Donald Trump no ha hecho ninguna declaración oficial al respecto. Cuando la secretaria de prensa de la Casa Blanca Kayleigh McEnany fue cuestionada si Trump apoyaría un boicot, se limitó a declarar que él se ha enfrentado a China «A diferencia de cualquier presidente anterior a él en la historia moderna».
Mientras tanto, el Reino Unido tampoco está muy entusiasmado con el apoyo a las Olimpiadas de 2022. Una encuesta realizada por el medio de comunicación Express mostró que casi el 90 por ciento de los ciudadanos estaban de acuerdo en que su país debería boicotear los juegos.