Evidencia científica de causa y efecto o karma

Por Hermann Rohr

¿Existen pruebas del principio de causa y efecto, también conocido como karma?

Los científicos han descubierto un fenómeno intrigante en el campo de la neuroquímica: Cuando los seres humanos albergan pensamientos benévolos y piensan en positivo, el cuerpo segrega neurotransmisores que favorecen la salud celular, y las células inmunitarias se vuelven más activas. De éste modo, mantener una mentalidad positiva refuerza el sistema inmunitario.

Por el contrario, el pensamiento malicioso o negativo activa el sistema neurológico opuesto. Esto estimula el sistema negativo a la vez que suprime el positivo, provocando una alteración del ciclo saludable del organismo. Por ello, los individuos con una disposición recta y virtuosa suelen estar más sanos y vivir más tiempo.

El principio de causa y efecto, también conocido como karma

Todo el mundo concuerda con la ley de causa y efecto, porque el mundo material funciona según ciertas reglas. Independientemente de que estas reglas se apliquen a fenómenos teóricos o naturales, la gente suele aceptarlas. Por ejemplo, la descarga continua de residuos contaminará las fuentes de agua, mientras que la deforestación provocará la erosión del suelo.

Sin embargo, algunas personas se muestran escépticas ante los ciclos de causa y efecto que no pueden observarse directamente. Es importante recordar que las verdades invisibles no deben negarse, como tampoco podemos negar la existencia de campos magnéticos u ondas electromagnéticas simplemente porque no podemos verlas.

Las verdades invisibles no deben negarse, como tampoco podemos negar la existencia de campos magnéticos u ondas electromagnéticas simplemente porque no podemos verlas. (Imagen: Flynt vía Dreamstime)

Pruebas científicas de la retribución kármica

Una investigación conjunta de la Universidad de Cardiff (Reino Unido) y la Universidad de Texas (Estados Unidos) demostró que «quien hace el mal será castigado» tiene una base científica.

Los investigadores descubrieron que los delincuentes juveniles, aunque suelen ser físicamente más fuertes que los adolescentes respetuosos con la ley, experimentan un rápido deterioro de la salud al llegar a la mediana edad, con riesgos de hospitalización y discapacidad significativamente superiores a la media. Esto puede atribuirse a sus hábitos de vida poco saludables y a sus estados psicológicos.

Una revista estadounidense publicó un trabajo de investigación titulado El mal humor produce toxinas. En él se indicaba que la maldad humana podía provocar cambios fisiológicos y producir toxinas en la sangre. Además, diversos estados emocionales como el resentimiento, la rabia, el miedo y los celos provocaban la aparición de sustancias de distintos colores en el aliento de una persona, lo que indicaba que los pensamientos negativos generan toxinas en los fluidos corporales.

La influencia de las relaciones sociales en la mortalidad

Recientemente, un estudio realizado en colaboración por la Universidad de Yale y la Universidad de California investigó el tema de «Cómo afectan las relaciones sociales a las tasas de mortalidad».

El estudio, de 9 años de duración y en el que participaron 7.000 personas elegidas al azar, descubrió que quienes eran serviciales, armoniosos y sociables tenían un estado de salud y una esperanza de vida significativamente mejores que quienes eran maliciosos, estrechos de miras y egoístas. La tasa de mortalidad de este último grupo era entre 1,5 y 2 veces superior a la media. Estos resultados son válidos para todas las razas, clases sociales y hábitos físicos, lo que lleva a los científicos a concluir que las buenas acciones pueden alargar la vida.

El impacto de los pensamientos positivos y negativos

Múltiples experimentos han llegado a la misma conclusión: los pensamientos puros, caritativos y positivos mejoran la salud y la felicidad, mientras que los pensamientos maliciosos provocan desequilibrios corporales y enfermedades. Los textos médicos chinos se han hecho eco de esta conclusión durante miles de años.

Los antiguos creían en la causa y el efecto, en que tus pensamientos irradian hacia el exterior, influyendo en tu voz, fluidos corporales, movimientos e incluso en los objetos que tocas, todos los cuales son portadores de tu campo energético personal.

Los antiguos creían en la causa y el efecto, en que tus pensamientos irradian hacia el exterior, influyendo en todo, desde tu voz y tus movimientos hasta los objetos que tocas, cada uno infundido con tu campo de energía personal único. (Imagen: Alexandra Barbu vía Dreamstime)

Normas objetivas del bien y del mal

Los ateos suelen argumentar que la moral es una construcción humana sin normas fijas y que el bien y el mal son subjetivos. Sin embargo, recientes descubrimientos científicos contradicen esta opinión. Demuestran que el bien y el mal tienen frecuencias energéticas y propiedades materiales diferentes.

Incluso los recién nacidos que no han sido condicionados por la sociedad tienen intrínsecamente una disposición bondadosa. Además, se producen cambios fisiológicos cuando una persona miente o engaña, independientemente de lo estable que sea su estado emocional. Parece que su cuerpo sigue ciertas características objetivas, independientemente de su estado mental.

El estudio de los cristales de agua y el principio de causa-efecto

Los estudios sobre cristales de agua que conmocionaron al mundo a principios del siglo XXI demuestran que todas las cosas tienen espíritu, y que el bien y el mal parecen tener normas objetivas en la naturaleza, en lugar de ser conceptos creados por el ser humano. Cuando el agua entra en contacto con mensajes positivos o se encuentra en un entorno musical maravilloso, forma estructuras cristalinas exquisitas y robustas.

Sin embargo, la exposición a mensajes negativos da lugar a cristales de agua desfigurados y retorcidos que a veces ni siquiera pueden formarse correctamente. Dado que el agua es la fuente de la vida y constituye más del 70 por ciento del cuerpo humano, está claro que tu estado físico experimenta cambios similares en función de tu estado mental.

Consecuencias kármicas y reencarnación

Las «experiencias cercanas a la muerte» y los estudios de «regresión hipnótica a vidas pasadas» surgidos a finales del siglo XX han aportado un mensaje al mundo: La reencarnación, otras dimensiones, la retribución kármica e incluso el cielo y el infierno, existen.

Si uno comete una mala acción o trata mal a los demás en esta vida y no afronta las consecuencias, esto puede trasladarse a su próxima vida hasta que el karma se pague en su totalidad. Esta noción se hace eco de un antiguo dicho chino:

«Las buenas acciones se recompensan, las malas se castigan. Si no ocurre inmediatamente, es que aún no ha llegado el momento. Pero cuando llegue el momento, todo se tendrá en cuenta».

No se trata de enseñanzas vacías, sino de verdades reflejadas en ejemplos históricos y contemporáneos, corroborados por pruebas científicas actuales.

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