Esta historia de hermanos seguro te llegará al corazón

If there is one everlasting relationship in this world, it is the relationship I have with my younger brother.  (Image: mcconnmama/Pixabay)
Si hay una relación eterna en este mundo, es la que tengo con mi hermano menor. (Imagen: mcconnmama / Pixabay)

Por Yi Ming[su_spacer]

Si existe una relación inquebrantable en este mundo, es la que tengo con mi hermano menor. Crecimos en una granja de una aldea remota. Una vez, robé 50 centavos del cajón de mi papá para comprarme un pañuelo de flores. Mi padre se dio cuenta que el dinero faltaba ese mismo día.[su_spacer]

Así que los dos tuvimos que arrodillarnos de cara a la pared, mientras que mi padre sostenía una vara de bambú en la mano; quería que confesáramos, pero ninguno de los hermanos dijo nada. Mi padre estaba enojado porque no admitíamos el error, nos dijo que íbamos a ser castigados. Al levantar la vara, mi hermano le agarró la mano y dijo:

[su_quote]Papá fui yo, no mi hermana. Pégame a mí[/su_quote]

Mi padre estaba tan enojado que le dio a mi hermano una fuerte paliza. Más tarde esa noche, mi madre y yo sosteníamos el cuerpo de mi hermano y curábamos las marcas de los azotes. Lloré histéricamente, pero mi hermano no derramó una lágrima. Me dijo: «Hermana, no llores, ya todo pasó». Siempre he odiado mi falta de valor y nunca he olvidado que mi hermano soportó la paliza por mí; tenía ocho años y yo once.

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Sister and brother, profile image. (Image: Secret China)
Hermana y hermano, foto de perfil. (Imagen: Secret China)

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Él fue aceptado en una escuela secundaria y yo fui admitida en una universidad provincial. Mi padre se puso en cuclillas en el patio más tarde esa noche, fumando su pipa y murmurando: «¡Estos niños!» Nuestra madre limpió las lágrimas de su rostro y dijo: «¿Cómo vas a hacer? ¡No podemos pagar la matrícula!» Mi hermano le dijo a mi padre: «Yo no quiero ir a la escuela, he tenido suficiente de eso». Papá le dio una bofetada, diciéndole: «¡Tú eres una decepción!» Luego salió a pedir dinero prestado para los gastos de matrícula.

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Yo ya había decidido no ir a la universidad, porque un niño sin educación no puede salir de la aldea. Me desperté a la mañana siguiente para encontrar que mi hermano se había ido en la noche, dejando esta nota para mí «Hermanita no te preocupes, es muy difícil entrar en la universidad, voy a trabajar para que puedas estudiar». Sostuve esa nota y lloré. Mi hermano tenía diecisiete años y yo veinte en ese momento.

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(Image: Pixabay/CC0 Public Domain)
«Hermanita no te preocupes, es muy difícil entrar en la universidad, voy a trabajar para que puedas estudiar.» (Imagen: Pixabay / Dominio Público CC0)

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Un día, en mi primer año de la universidad, un compañero de clase se me acercó y me dijo que tenía una visita de mi aldea. Salí y vi a mi hermano, vestido con su ropa de trabajo y cubierto de polvo de cemento. Le pregunté: «¿Por qué no dijiste que eras mi hermano?» Él dijo con una sonrisa, «Todo el mundo se reiría de ti conmigo vestido así». Con lágrimas corriendo por mi cara le dije:

[su_quote]Tú eres mi hermano, no importa cómo te vistas y no me importa lo que piensen los demás[/su_quote]

Sacó una horquilla de mariposa envuelta en un pañuelo y la prendió en mi pelo, me dijo que todas las chicas de la ciudad las llevaban por lo que compró una para mí. Le abracé fuerte y lloré. Él tenía veinte años y yo veintitrés en ese momento.

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(Image: Pixabay/CC0 Public Domain)
«¿Por qué no dijiste que eras mi hermano?» Él respondió con una sonrisa;»Todo el mundo se reiría de ti conmigo vestido así.» (Imagen: Pixabay / Dominio Público CC0)

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La primera vez que llevé a mi novio a casa, encontré la casa impecable y con todos los viejos trabajos de reparación terminados, incluyendo un panel de la ventana que había estado roto durante años. Después de que mi novio se había ido le dije a mi madre: «Has hecho un trabajo realmente bueno con la limpieza de la casa». Mi madre sonrió y dijo: «Ese fue tu hermano que llegó a casa temprano y lo hizo, mira como se lastimó arreglando la ventana». Entré en la habitación de mi hermano y su delgado rostro me entristeció. Él entre risas dijo: «Tu amigo es un universitario y no quisiera verlo riéndose de nosotros». Volví la cara y lloré. Él tenía 23 y yo 26.

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I found the house was spotless and all the old repair jobs had been done, including a window pane that had been broken for years. (Image: Pixabay/CC0 Public Domain)
Encontré la casa impecable y todos los viejos trabajos de reparación terminados, incluyendo un panel de la ventana que había estado roto durante años. (Imagen: Pixabay / Dominio Público CC0)

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Mi marido y yo nos mudamos a la ciudad después de casarnos. Les preguntamos a mis padres, muchas veces, si querían venir a vivir con nosotros, pero siempre se negaron, diciendo que no sabrían qué hacer si salían de la aldea. Mi hermano también se opuso, diciendo: «Hermana, tú ocúpate de tus suegros que yo voy a cuidar de nuestros padres aquí». Cuando mi marido fue ascendido al cargo de director de la fábrica, le pedí considerar la posibilidad de nombrar a mi hermano como director del departamento de reparación. Mi hermano rechazó el ascenso y siguió trabajando como obrero.

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Un día se hirió en el trabajo y mi marido y yo fuimos a visitarlo al hospital. Miré el yeso en su pierna y me quejé: «¡Podrías haber sido un gerente, pero te negaste, mira lo que te ha pasado!» Mi hermano respondió seriamente: «¿No has pensado en tu marido? Iba a ascenderme sin tener educación, ¿cómo podía estar a cargo? ¿Qué hubieran pensado los demás?» Mi esposo se conmovió hasta las lágrimas y yo le dije entre lágrimas:

[su_quote]¡Tu falta de educación se debe a los sacrificios que hiciste por mí![/su_quote]

Mi hermano me cogió la mano y dijo: «Está en el pasado, ¿por qué hablar de ello?» Él tenía veinte seis y yo veinte nueve ese año.

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(Image: Pixabay/CC0 Public Domain)
«¿Has pensado en tu marido? Iba a ser promovido y no tengo educación, ¿cómo iba a estar a cargo? ¿Qué pensarían los demás «Mi esposo se conmovió hasta las lágrimas y yo grité: «¡Tu falta de educación se debe a los sacrificios que has hecho por mí». (Imagen: Pixabay / Dominio Público CC0)

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Mi hermano se casó con una agradable chica del pueblo un año después. Durante la ceremonia de la boda, cuando se le preguntó a quién respetaba más, respondió sin dudarlo: «A mi hermana». Luego contó una historia que yo no recordaba: «Un día, durante nuestro largo trayecto a la escuela perdí uno de mis guantes y mi hermana me dio uno de los suyos. Cuando llegamos a casa esa noche, su mano estaba tan congelada que ni siquiera podía sostener sus palillos durante la cena. Desde ese día, prometí que iba a ser bueno con mi hermana por el resto de mi vida». Todo el mundo se volvió hacia mí y aplaudí. Le dije: «Estoy tan agradecida con mi hermano, él mantuvo su promesa toda la vida».

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Investigación realizada por Mónica Song y Kathy McWilliams

 

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