Una madre en la Alemania nazi demuestra sabiduría y coraje

Por Raven Montmorency

 

Heinrich y David, de seis años, fueron los mejores amigos y vecinos durante la Segunda Guerra Mundial.

Transcurría 1942 y la Alemania nazi estaba decidida a acabar con la raza judía, acorralando a los judíos y enviándolos a los campos de concentración en tren.

La familia de David era judía y no tardaron en correr la misma suerte que otros judíos en la Alemania nazi. Para proteger al pequeño Heinrich de la horrible verdad, su madre le dijo que David iba a ir a un lugar mágico, la Isla de los Juguetes, donde jugaría todo el día.

No quería que supiera que, en realidad, el destino probable de la familia sería un campo de concentración con cámaras de gas y un crematorio.

Heinrich estaba fascinado con la descripción que su madre hizo de un país de las maravillas lleno de juguetes que sonaba mucho más emocionante que su aburrida vida en casa. Estaba decidido a seguir a su amigo para poder jugar juntos y divertirse sin parar.

A la mañana siguiente, la madre de Heinrich no lo encontró por ninguna parte. Supo enseguida que había seguido a David, ya que estaba muy emocionado con la idea de la Isla de los Juguetes. Sabía lo que le ocurriría si estaba en ese tren y se dirigió a la estación en un intento desesperado por impedir lo impensable.

En cuanto comprendieron la situación, dos soldados nazis la llevaron al tren para encontrar a su hijo.

In Nazi Germany, David’s parents pushed him forward firmly and quickly, not giving him a chance to question what was happening.
Los padres de David le empujaron con firmeza y rapidez, sin darle la oportunidad de cuestionar lo que estaba sucediendo. (Imagen: Captura de pantalla vía YouTube)

Abrieron la puerta del carro donde estaba la familia de David. Llamó a Heinrich, pero vio que no estaba con ellos. Sabía que si no estaba con ellos, no estaba en el tren, ya que no se habría separado de su amigo.

Una madre salva a un niño de una muerte segura en la Alemania nazi

Enseguida se dio cuenta de que era una oportunidad para salvar a David de un destino horrible, pero ¿podría hacerlo?. ¿Podría llevar a cabo un engaño tan audaz delante de las narices de los nazis?.

Las dos madres se miraron, una suplicando en silencio, la otra ofreciendo seguridad mientras la madre de Heinrich le decía a David:

«Vamos Heinrich, es hora de volver a casa».

Los padres de David le empujaron con firmeza y rapidez, sin darle la oportunidad de cuestionar lo que estaba sucediendo.

La madre de Heinrich le cogió de la mano con firmeza y le acompañó a su casa, justo al lado de los soldados nazis.

¿Y dónde estaba Heinrich? Los nazis lo enviaron a casa cuando llegaron a recoger a David y a sus padres porque sabían que la familia sólo tenía un hijo.

Su madre se sintió muy aliviada cuando volvió a casa con David, ya que había rescatado a un niño de la muerte y su propio hijo estaba a salvo en casa.

La oportunidad de rescatar a David fue tan fugaz, tan cargada de riesgos, que fue la rápida comprensión y el rápido pensamiento de los padres lo que permitió el rescate, además de la suerte de que los nazis no pidieran verificar sus documentos de identidad.

Si la madre de Heinrich hubiera sido sorprendida intentando ayudar a David, también habría ido en el tren al campo, o bien habría sido ejecutada, ya que era un delito esconder a los judíos en la Alemania nazi y los nazis no tenían piedad a la hora de castigar a los que intentaban ayudarlos.

La mujer era muy consciente de las consecuencias de sus actos, pero su bondad e integridad fueron más fuertes que su miedo y sus instintos naturales vencieron. Su calma, su valor y su sabiduría siguen siendo una fuente de inspiración: su historia se convirtió en una película titulada Toyland, que ganó el Oscar al mejor cortometraje en 2009.

A continuación puedes ver en el siguiente link el cortometraje «Toyland», basado en esta maravillosa historia:

https://www.youtube.com/embed/PwrySjp4J9Q?autoplay=1&feature=oembed&enablejsapi=1&origin=https://www.nspirement.com

 

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