En octubre de 2012, un preso en uno de los campos de trabajos forzados de China escribió una angustiosa nota a mano. Estaba escondido en un conjunto de decoración de Halloween producido en la prisión.
El conjunto de decoración fue enviado al estado de Oregón, donde fue comprado por la Sra. Julie Keith. cuando descubrió la nota dentro de la caja, fue a los medios y compartió su contenido con el mundo.
La nota fue escrita por un practicante de Falun Gong llamado Sun Yi. Arriesgó su vida para escribir hasta 20 de esas cartas, y las escondió en cajas de decoraciones.
Una de estas cartas finalmente aterrizó en las manos de Julie Keith. Solo asi quedaron expuestos los oscuros secretos de los campos de trabajos forzados de China.
Desafortunadamente, a pesar de que Sun Yi eventualmente escaparía de China huyendo a Indonesia, sufrió una enfermedad y poco después murió en un hospital indonesio. Su cuerpo fue quemado bajo circunstancias sospechosas.
La notoria naturaleza de las cárceles, centros de detención y campos de trabajo de China surge del sistema totalitario que es la causa del trabajo esclavo de China. Este trabajo esclavo se usa para producir bienes que luego se exportan.

Examinemos lo siguiente:
1. Acuerdos comerciales y leyes
A pesar de los acuerdos comerciales existentes y las leyes que prohíben la exportación de productos derivados de las cárceles, se ha descubierto que más de 100 tipos diferentes de productos, que van desde alimentos, indumentaria, productos para el hogar y cosméticos, se producen mediante trabajo forzoso en las cárceles de China.
Estos productos se han vendido a los Estados Unidos, Australia, Asia, Rusia y Europa.
2. Prisiones y campos de trabajo en China
Según las estadísticas preliminares, existen cerca de 100 cárceles, campos de trabajos forzados y centros de detención en China que utilizan mano de obra esclava para producir bienes.
La mayoría se encuentran en las ciudades de Anhui, Beijing, Gansu, Guangdong, Henan, Heilongjiang, Shandong, Shanghai y Tianjin.
3. Sin regulaciones o estándares
Las regulaciones internacionales requieren que la comida y la ropa estén protegidas de enfermedades infecciosas durante la producción.
Pero en las prisiones de China, no hay reguladores que realicen inspecciones de higiene en los productos alimenticios, ni que proporcionen certificados de calidad para las prendas de vestir.

Por ejemplo, hubo un caso en el campo de trabajo de mujeres de Yunnan, donde un practicante de Falun Gong se negó a hacer galletas. El guardia de la prisión exigió saber por qué.
Ella respondió:
«¿Comprarías estas galletas? Las bolsas de harina estában apiladas en el piso embarrado y las máquinas para hacer las galletas estaban llenas de polvo. ¿Crees que estas galletas cumplen con los estándares de higiene?
Nuestros baños están llenos de orina pestilente, y está por todo el piso, sin un espacio limpio para colocar los pies. Ni siquiera tenemos toallas para limpiar nuestras manos después de que defecamos, y solo podemos limpiarlas en nuestros delantales que luego usamos para limpiar nuestras manos que envuelven los bizcochos.
¿Quieres comer uno de estos bizcochos? Estoy practicando Falun Gong, que se centra en la veracidad y la compasión, por lo que no puedo crear alimentos que dañen a los demás».
Otro ejemplo ocurrió en la Primera Prisión para Mujeres en Mongolia Interior.
La mayoría de los reclusos estaban débiles, enfermos y detenidos en celdas. No estaban en condiciones de trabajar en líneas de producción debido a enfermedad hepática, tuberculosis y vejez. Como resultado, se vieron obligados a hacer otros trabajos, como escoger hilos no deseados de suéteres.
Para completar su tarea dentro del tiempo especificado, usaron un cepillo de zapatos sucio y luego doblaron la prenda con sus manos sucias. Estos bienes fueron exportados a países de todo el mundo.
4. Trabajo tóxico
Las cárceles de China son el lugar ideal para el trabajo que las empresas comerciales no pueden llevar a cabo abiertamente debido a las normas y estándares de seguridad.
Por ejemplo, el campo de trabajo forzado de Jiamusi en la provincia de Heilongjiang obligó a los reclusos a manipular caucho tóxico y materias primas que se utilizan para producir guantes y cojines para el asiento del automóvil.
El aire del lugar está lleno de descargas acres y venenosas que incluso los guardias de la prisión no pueden tolerar. Una evaluación del aire realizada por el equipo técnico interno encontró que el nivel de riesgo para los carcinógenos de las materias primas excedía con creces los estándares de seguridad.
Después de eso, los guardias de la prisión decidieron permanecer al aire libre, incluso durante el frío invierno, y no quisieron ingresar al lugar de trabajo.
Sin embargo, los presos se vieron obligados a completar una alta cuota de producción a diario y muchos sufrieron de hemorragias nasales, palpitaciones del corazón, dificultades para respirar, hinchados ojos rojos y daño corporal severo.
5. Inhumana cantidad de horas
Los trabajadores esclavos se ven obligados a trabajar de 10 a 20 horas por día. Cuando la cuota de producción es alta, sin poder cerrar los ojos para descansar, y esto continúa durante varios días y noches.
Según las estimaciones, el 36,11 por ciento de los trabajadores esclavos se ven obligados a trabajar de 12 a 14 horas por día, 25 por ciento por 16 a 18 horas y 19,44 por ciento por 14 a 16 horas.

6. Salarios
A la mayoría de los trabajadores esclavos en los centros de detención no se les paga por su trabajo. Los pocos afortunados reciben un par de centavos en moneda china al mes.
El único ejemplo firme de un salario real es en el Primer Campo de Trabajo Femenino de Shandong, donde los trabajadores esclavos reciben el equivalente estadounidense de 75 centavos a $ 14.70 por mes debido a un contrato que se debe seguir para producir tales exportaciones.
7. Aumento en la producción de ropa
Habiendo establecido ya la mano de obra de alimentos y maquinaria, las cárceles de China se están centrando ahora en la producción de prendas de vestir.
El Banco Mundial escribió un informe titulado «Stitches to Riches» (Puntadas a la riqueza), publicado en 2016, que establece que China es el mayor fabricante de prendas de vestir del mundo y representa el 41 por ciento de la producción mundial.
Según fuentes de la industria, las prisiones de China representan aproximadamente el 10 por ciento de su producción nacional.
El «Informe de investigación sobre la producción de productos de mano de obra esclava por practicantes de Falun Gong en China» establece que las prisiones primera, cuarta, quinta y séptima y los campos de trabajos forzados en la provincia de Zhejiang tienen acuerdos a largo plazo con Zhangzhou Haolong Garments Co., Ltd.
Esta compañía tiene más de 20,000 trabajadores que incluyen practicantes de Falun Gong detenidos ilegalmente. Entonces, las cárceles están utilizando mano de obra esclava para producir la ropa que luego se vende en China y el mundo.
Traducido por: chua bc
Editado por: derek padula