Hay una historia en Yuetan Sulu, novela escrita por He Bang-e.
En la Dinastía Qing, durante el reinado de Qianlong, había un lugar de pruebas de examen en el municipio de Jiangnan donde un candidato llamado Yu de Jiangyin estaba sentado en la primera sesión.
Al terminar la primera sesión Yu renunció al examen y se preparó para regresar a casa. Algunos candidatos le preguntaron la razón por la que quería irse. Yu dudó y luego dijo la verdad, esta es su historia.
El padre de Yu pasó la mayor parte de su vida como funcionario, pero tras su jubilación sufrió una fobia y no pudo recuperarse.
En su lecho de muerte, el padre de Yu llamó a sus cuatro hijos y les dijo:
«Cuando era magistrado del condado, acepté un soborno de 2.000 taels, 75 gr de oro, y ejecuté por error a dos personas».
«Con un pecado tan grande, el castigo original del Cielo es desheredar a mis herederos. Pero debido a la virtud de nuestros antepasados, un solo hijo puede vivir y heredar y las próximas cinco generaciones serán pobres.
Sé que soy demasiado pecador para escapar del sufrimiento del infierno. Si uno de mis descendientes ignora el destino y quiere ser funcionario, esto agravará mi pecado. Para mostrarme su piedad filial, espero que hagan más obras buenas».
El padre de Yu murió después de hablar. Posteriormente, todos los hermanos de Yu murieron, uno tras otro, hasta que sólo quedó Yu,
Sin embargo, Yu no tomó en serio las últimas palabras de su padre. Asistió al examen del municipio dos veces pero falló porque la tinta manchó el papel del examen.
Esta vez asistió al examen de nuevo, pero cuando sintió que estaba escribiendo bien la composición, de repente vio a su padre con cara de tristeza y le dijo:
«¿Por qué no me escuchas, siempre tienes ambiciones desmesuradas?
Lo que hiciste me ha hecho sufrir más. Si no te corriges, grandes calamidades vendrán a ti».
Después de que Yu revelara esto, rompió en llanto y sorprendió al vigilante. Al ver que su papel de prueba estaba manchado de tinta otra vez, sólo podía suspirar impotente.
Yu continuó:
«Tengo 25 años y he suspendido el examen imperial tres veces. Lo único que me entristece es que mi padre todavía sufre en el infierno. Siento mucho lo que he hecho».
Todo el mundo se sorprendió con su relato. Resulta que realmente los pecados de uno lastiman a la descendencia en sus vidas futuras y aumentan los males de los ancestros.
Traducido por Joseph Wu y editado por Helen