Nuestra virtud disipa la mala fortuna
Los antiguos chinos creían que cinco factores pueden ayudar a la gente a tener una buena vida. Ser una persona de gran virtud tiene el mayor efecto. Lo siguiente es tener un buen destino. La localización del hogar (fengshui) puede influenciar aspectos menores de la vida de uno, mientras que una persona que ha heredado una gran fortuna tiene los medios económicos para vivir una buena vida. El último factor es ser una persona de conocimiento. La inteligencia de uno puede conducir a una buena vida, pero si la persona vive sin virtud, su vida seguirá siendo muy difícil.
Hace tiempo, hubo un maestro de fengshui que ayudaba a los demás a decidir dónde vivir. Su opinión era que una casa ubicada en un buen lugar podía cambiar el destino de uno para bien. Un día, caminó una larga distancia y estaba muy sediento y cansado. Quiso descansar en la casa de un campesino que vio al final del camino, así que se paró en la casa y pidió un poco de agua fresca.
La señora de la casa vio que estaba sin aliento y tenía sudor cayéndole por la cara. La señora dijo: “Por favor espera un poco, te traeré algo de agua”. Entonces se fue. El maestro de fengshui esperó y esperó, pero la mujer no volvía; se preguntaba qué había pasado.
Cuando la señora finalmente regresó, venía muy despacio cargando un gran jarrón de agua. Cuando el maestro trató de agarrar el jarrón, la señora lo retuvo y dijo: “Espere un momento” y de nuevo se fue. Esta vez vino con un puñado de granos. Echó los granos al agua y le entregó el jarrón diciendo: “Despacio, despacio”.
El maestro de fengshui estaba muy disgustado con ella. Pensaba: “Qué mujer más mala. Estoy sediento y simplemente quiero un jarro de agua, pero le llevó tanto tiempo sacarlo. Y cuando finalmente me lo trajo, echó algunos granos al agua para que me sea difícil beberlo”.
Cuando terminó de beber el agua y salió afuera, vio un terreno que le traería mala fortuna a la persona que viviera allí, y tuvo una idea mala. Fue corriendo donde la mujer y le dijo: “Acabo de ver un muy buen terreno que te traerá muchas bendiciones. Para expresar mi gratitud por el agua que me has dado, te lo mostraré”. Después señaló a la tierra desafortunada. “Deberías construir una casa allí. Te traerá buena suerte”. La señora contestó agradecida: “Queremos construir una casa nueva, gracias por decírmelo; construiremos nuestra casa allí”.
Diez años después, el maestro de fengshui se encontró caminando por la misma ruta y para su sorpresa, esa mujer estaba viviendo una vida muy próspera con un patio lleno con todo tipo de ganado. Miró alrededor atentamente y estaba seguro de que esa era la misma tierra que se suponía debería haber traído mala fortuna a quién se estableciera ahí, entonces ¿cómo pudo esta tierra traerle buena fortuna a esa mujer?
Cuando la señora reconoció al maestro de fengshui, estaba muy contenta de verle de nuevo. Fue corriendo hasta él y le dijo alegremente: “¡Gracias por mostrarme esta tierra! Una vez que construimos nuestra casa aquí, no hemos encontrado más que buena fortuna en la vida”.
El maestro de fengshui avergonzado e intrigado dijo: “No, siento decir esto, pero en realidad yo pensé que esta tierra te traería mala fortuna. Cuando te la mostré, lo que quería en realidad era castigarte porque me trataste tan mal”.
La mujer estaba muy sorprendida al oír lo que le dijo y preguntó: “¿Cómo es que te traté pobremente?” El maestro de fengshui respondió: “Te llevó siglos traerme el jarro de agua y eras tan renuente a dármelo que echaste granos en él.
La mujer explicó: “¡Oh!, disculpa. Realmente no tenía intención de tratarte mal. Cuando vi que tenías tanto calor y tanta sed, recordé el dicho: “No dejes que alguien que tiene mucha sed beba agua fría de un trago”. Así que puse un puñado de granos en el agua para que bebieras despacio”.
Al oír estas palabras, el anonadado maestro de fengshui se dio cuenta de que la mujer tenía un buen corazón lleno de benevolencia. Debido a que le hizo beber lentamente a propósito para evitar que cayera enfermo, fue bendecida y protegida por los dioses. El destino de una persona con tan alta virtud nunca podría ser influenciado por las malas intenciones de un maestro de fengshui o por la mala fortuna de un terreno.