El hígado y su relación con nuestro bienestar general

Según la medicina tradicional china (MTC), el hígado está estrechamente relacionado con la circulación de la sangre, la energía, cambios de humor y movimientos articulares.

El hígado es vital para tu bienestar, pero puede no funcionar como resultado de tus malos hábitos.

Malos hábitos que dañan el hígado

Mantenerte despierto hasta altas horas de la noche

Quedarse despierto hasta tarde es común entre la gente moderna. También es el hábito que más daña al hígado. El tiempo de descanso biológico para que el hígado se restablezca es entre las 11 p.m. y a las 3 a.m.

Es mejor si puedes acostarte antes de las 11 p.m. para que el órgano se recupere de un día de trabajo.

Enojarse o perder los estribos

Cuando te enojas, el flujo de energía se revierte hacia arriba, lo que hace que la sangre siga.

Si tu no detienes el flujo ascendente a tiempo, el hígado reprimido se ve privado de la sangre y la energía necesarias para realizar su función adecuada y, como resultado, se ve perjudicado.

Leer o trabajar en la computadora por mucho tiempo

En el trabajo, miramos la computadora. En casa, miramos nuestro teléfono inteligente. El uso excesivo de nuestros ojos daña el hígado y, a su vez, tenemos ojos secos, ojos rojos o incluso ojos inflamados.

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El uso excesivo de los ojos lastima el hígado. (Imagen a través de pixabay / CC0 1.0)

Comer en exceso o beber en exceso

Comer alimentos ricos en grasas y proteínas y beber alcohol puede disminuir la efectividad de tu metabolismo. Estos hábitos pueden hacerte propenso a enfermedades crónicas, como gota, hígado graso y obesidad.

Cómo nutrir el hígado en la vida diaria

Descansa regularmente para minimizar el agotamiento de la energía

El descanso es la clave. Es igualmente importante tanto para los enfermos de hígado como para las personas normales.

Permite que el tiempo y la energía del hígado se restablezcan.

Mantenerse en calma y a gusto

Mantener las emociones en un nivel constante alivia la carga de trabajo del hígado y prolonga su vida. Así que respira hondo o medita para calmar tu temperamento.

Controla la dieta y bebe más té

No comas en exceso. Comer hasta un 70 por ciento de tu capacidad es óptimo.

Los alimentos con conservantes y colorantes artificiales deben minimizarse o evitarse porque cargan el hígado, que tiene que desintoxicar las sustancias tóxicas no deseadas.

Consume más té verde o té de crisantemo, que es bueno para el hígado. Es bueno hacer té de crisantemo con un poco de azúcar.

Es una bebida realmente agradable, pero no lo tomes si tienes frío o eres propenso a contraer la gripe. Se recomienda que tomes té de crisantemo si comes alimentos pesados  y también en el caluroso verano.

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Consume más té verde o té de crisantemo, que es bueno para el hígado. (Imagen: vía pixabay / CC0 1.0)

Otro té sugerido es el té de flores de madreselva japonesa. Este té es bueno para eliminar sustancias tóxicas en tu cuerpo. Tus ojos rojos mejorarán lentamente. Este té de hierbas no tiene efectos secundarios.

No es una bebida diaria, pero puedes tomarla  si tienes los ojos rojos o algunos brotes en la cara después de comer demasiada comida frita. Y aunque es una bebida agradable para adultos, no debe administrarse a niños pequeños.

Ejercicio

El ejercicio promueve la mecánica del cuerpo, calma el hígado y brinda un estado de ánimo feliz. Dá un paseo, trota o practica Tai Chi, que son buenas actividades adecuadas para la mayoría de las personas.

Toca el meridiano del hígado

Puedes tocar hacia adelante y hacia atrás en la parte interna del muslo y la pierna a lo largo de las costuras del pantalón cada mañana.

Toca más tiempo en los lugares que más duelen por que esos son los puntos donde se acumulan las toxinas.

El autor de esta historia no es un profesional médico, y la información que se encuentra en esta historia se ha recopilado de fuentes confiables: se han tomado todas las precauciones para garantizar su precisión.

La información proporcionada es sólo para fines de información general y no debe ser sustituida por la atención médica profesional.

Traducido por Cecilia, editado por Helen, y Mónica

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