El coronavirus no solo desafía los sistemas de salud en todo el mundo, sino que también está dañando la idea de la globalización.
Las fábricas y tiendas en China han permanecido, en gran medida, cerradas después del Año Nuevo Lunar. Esto ha afectado la economía nacional y los mercados internacionales que dependen de la potencia industrial manufacturera de China.
Según Neil Shearing, economista jefe de Capital Economics, el cierre prolongado de fábricas en China podría significar que la producción perdida no se recupere.
Un golpe a la globalización
Ante la escasez de componentes de China, las empresas que confían en estos componentes para construir sus productos, comenzarán a reconsiderar sus cadenas de suministro.
«Inevitablemente seguirán más si continúan los cierres en China. Es difícil juzgar cómo se desarrollarán los efectos económicos del virus en los próximos diez días y mucho menos en los próximos diez años.
Pero es posible que, a la política y la tecnología, pronto tengamos que agregar la amenaza de pandemias globales a la lista de factores que amenazan el futuro de la globalización»,
escribió en un artículo la revista Newsweek.
Generalmente, mantener las cadenas de suministro consume mucho capital de trabajo. Antes del brote de coronavirus, el mundo ya se estaba moviendo hacia un futuro con más barreras comerciales y conflictos.
La guerra comercial entre Estados Unidos y China es el mejor ejemplo de la dinámica económica cambiante del mundo.
Las naciones están hoy más enfocadas en alentar la producción local, en lugar de depender de las importaciones de otros países.
El brote viral podría actuar como un disparador para empujar a más personas a tales formas de pensar. Esto dañaría la idea de una economía libre, abierta y global.
Según una encuesta de economistas realizada por Reuters, ahora se espera que la economía de China crezca solo un 4.5 por ciento para el primer trimestre de 2020, por debajo del 6 por ciento en el trimestre anterior.
Este sería el crecimiento más lento en la historia de China desde la crisis financiera. El impacto del brote viral en los viajes y la fabricación, significa que la demanda de petróleo también verá una disminución.
«La nueva demanda mundial de petróleo se ha visto muy afectada por el nuevo coronavirus (COVID-19) y por el cierre generalizado de la economía de China.
Ahora se espera que la demanda disminuya en 435.000 barriles año con año en el primer trimestre de 2020, la primera contracción trimestral en más de 10 años»,
señaló la Agencia Internacional de Energía (AIE) en su último informe mensual (Foro Económico Mundial) .
La Organización de Aviación Civil Internacional de la ONU (OACI), pronosticó que los ingresos de las aerolíneas a nivel mundial disminuirán en hasta US$ 5 mil millones en el primer trimestre de 2020.
Debido a la disminución de los viajeros chinos, Japón perderá US$ 1.29 mil millones en ingresos por turismo durante este período.
Tailandia podría terminar perdiendo US$ 1.15 mil millones en ingresos. Muchas ferias comerciales y eventos deportivos en Asia, ahora están cancelados.
Trabajo remoto
A medida que las oficinas permanecen cerradas, las empresas recurren a opciones de trabajo remoto.
Las empresas están utilizando herramientas de colaboración y productividad como Asana, Zoom y Slack para conectar a los empleados en múltiples ubicaciones entre sí y garantizar que el trabajo se realice a tiempo.