Por Troy Oakes
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Algunos los aman y otros les temen, pero no puede negarse que los robots están aquí para quedarse. Ahora tenemos un «robot adivino» que puede saber lo que tienes intención de hacer incluso si en realidad no lo haces.[su_spacer][/su_heading][/su_spacer]
El «robot adivino» fue creado por bioingenieros de la Universidad de Illinois en Chicago. Por medio de un algoritmo matemático puede predecir lo que las personas están a punto de hacer calculando sus intenciones en base a sus actividades previas, incluso si su accionar fue interrumpido.
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Justin Horowitz, asistente de investigación de la Universidad de Illinois y primer autor del estudio, dijo en un comunicado: «Digamos que estás intentando alcanzar un pedazo de papel y tu mano se golpea durante el intento; a tus ojos les lleva un tiempo adaptarse; tus nervios se toman el tiempo para procesar lo que ha sucedido; tu cerebro necesita tiempo para procesar lo que ha pasado y aún más tiempo le toma a tu mano obtener una nueva señal«.
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«Así que, cuando sucede algo inesperado, la señal que fue enviada a la mano no puede cambiar durante al menos una décima de segundo, si es que cambia«, dijo Horowitz. Y explica:
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[su_heading size=»18″]‘Los algoritmos del robot interpretan la intención, no el movimiento resultante’[/su_heading]
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«Es por eso que no importa si alguien no realiza la acción. Los bioingenieros tienen la esperanza de que esta tecnología podría utilizarse para ayudar a las personas con prótesis o incluso para los coches del futuro «.
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«Si sabes cómo alguien se está moviendo y cual es el impedimento, puedes conocer la intención subyacente. Podríamos utilizar este algoritmo para diseñar máquinas que podrían corregir que el curso de un coche no se desvíe o ayudar a un paciente que sufre espasmos como consecuencia de un ACV«, agregó Horowitz.
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Un ejemplo sería, «si nos topamos con una placa de hielo y el coche comienza desviarse, queremos que el coche sepa a dónde queremos que vaya. Es necesario corregir el rumbo del coche no donde estoy ahora, sino hacia donde quiero ir «, dijo Horowitz.
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«El equipo tiene sensores adicionales y procesa la información mucho más rápido de lo que puedo reaccionar. Si el coche puede entender a dónde quiero ir, puede conducir sólo hasta allí. Pero tiene que saber qué movimientos de la rueda representan mi intención y cuáles son respuestas a un entorno que ya ha cambiado«.
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Sus aplicaciones son infinitas, pero hay otro uso que los bioingenieros tienen en mente: prótesis «inteligentes».
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El algoritmo podría hacer posible que las personas que sufren de espasmos o temblores musculares, tales como pacientes con accidente cerebrovascular, completaran un movimiento sin problemas.
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