Yan Hui, también conocido como Yan Yuan, fue un antiguo filósofo chino del estado de Lu (521-481 a.C.). Era el discípulo favorito de Confucio y su número uno entre 72 discípulos.
Yan Hui nació en una familia pobre pero aceptó su situación. Era inteligente, diligente en sus estudios y podía aprender por analogía.
Debido a su buen carácter, Confucio lo elogiaba a menudo. Yan Hui murió cuando tenía 40 años y fue venerado más tarde como uno de los Cuatro Sabios.
Una vez, Yan Hui tuvo una conversación con Confucio:
«Creo que una persona no debería avergonzarse de ser pobre. Uno debe saber su lugar sin importar su origen.
Aunque uno no tenga un alto estatus social, no se siente inferior sobre sí mismo y no se comportará vergonzosamente frente a los aristócratas.
Uno no construye su reputación dándose aires, sino que apoya a sus amigos a través de las adversidades durante toda su vida.
¿Qué opina de tomar lo anterior como normas de conducta para la vida?”

Confucio respondió:
«Eso sería bueno. Si uno puede estar contento sin importar su pobre familia, sin sentirse inferior frente a los aristócratas, no tendrá otros deseos.
Aunque no tenga una posición social alta, si no se considera inferior a los aristócratas, puede comportarse de forma natural, humilde y educada.
Puede tratar a todos con justicia y no darse aires, por lo tanto, la gente lo respetará. No se aísla de los grupos sociales, por lo que hace amigos, valora la lealtad y apoya a los amigos a través de las adversidades.
No habla demasiado o se excede para poder unir las cosas bien. Si puedes hacer tales cosas, incluso los antiguos sabios no eran más que esto».
Confucio vio que la acción de Yan Hui realmente cumplía con sus palabras. Entonces a menudo lo elogió y confió mucho en él.
Una vez, Confucio quedó atrapado en algún lugar entre el estado de Chen y Tsai y no tenía comida. No había comido durante siete días y estaba exhausto.
Durante el día, sólo podía acostarse y descansar. Yan Hui trajo un poco de arroz de la nada y lo cocinó después.
Después de un tiempo, cuando el arroz estaba casi listo para comer, Confucio vio a Yan Hui tomar un poco de la olla y comérselo.
Cuando el arroz estuvo listo, Yan Hui educadamente invitó a Confucio a comer el arroz. Confucio fingió que no vio lo que acababa de pasar, se puso de pie y dijo:
«Acabo de soñar con los antepasados. Como el arroz parece limpio, me gustaría ofrecerlo como sacrificio por los antepasados y comerlo después».
En la cultura china, está prohibido ofrecer comida como sacrificio después de haber empezado a comer del plato, de lo contrario, sería una falta de respeto a los antepasados.

Yan Hui respondió con prisa:
«Por favor, no. Había algo de ceniza de carbón que cayó en la olla y manchó el arroz. Sería un desperdicio si lo tirara, así que me lo comí».
Confucio suspiró y le dijo a sus discípulos:
«La gente debe confiar en lo que ve. Pero incluso lo que los ojos realmente ven no es necesariamente la verdad.
La gente confía con el corazón, pero incluso el corazón a veces no es confiable. ¡Deberías recordar que entender verdaderamente a una persona nunca es fácil!»
El incidente de «Yan Hui robando comida» casi causó que Confucio malinterpretara a su estudiante favorito. Después de eso, entendió la verdad de que «ver no es necesariamente creer».
Incluso un sabio podría juzgar mal y dudar de su discípulo más confiable, sin mencionar a la gente común. Afortunadamente, sabía cómo entender sabiamente la verdad y finalmente resolvió el malentendido.
La gente puede creer sólo lo que realmente ve. Sin embargo, lo que los ojos pueden ver es muy limitado porque hay demasiadas cosas que los ojos humanos no pueden ver.
No debemos juzgar las cosas desde la superficie, sino desde varios ángulos para comprender la imágen completa. Si sólo se ven las cosas desde una única perspectiva, habrá sesgos.
Hay muchas personas que malinterpretan las cosas aunque afirman que las han visto. Así que están obsesionados por ese malentendido y sienten odio. Incluso hay algunos que mueren con arrepentimientos que no pueden dejar ir.
¡No vale la pena vivir una vida dolorosa sólo por un malentendido!
Traducido por Sharon L y editado por Helen