Cómo las felicitaciones de Xi Jinping a Biden podrían ser contraproducentes

Las felicitaciones tardías del liderazgo chino a Joe Biden y su compañero de fórmula pueden haber surgido de la confusión, y tal vez de la desinformación autoinfligida, sobre el proceso político de Estados Unidos, según los observadores de China.

El 25 de noviembre, el líder chino Xi Jinping felicitó a Joe Biden «por la elección como presidente de Estados Unidos», según el portavoz estatal Xinhua.

El mensaje llegó quince días después de que el candidato demócrata y el exvicepresidente anunciaran la victoria en las elecciones del 3 de noviembre.

El vicepresidente de la República Popular China (PRC), Wang Qishan, envió saludos similares a la compañera de fórmula de Biden, Kamala Harris.

La prolongada demora no es característica de Beijing, el cual en el pasado, felicitó a los ganadores de las elecciones presidenciales estadounidenses sin demora.

Pero este año, la República Popular China primero ofreció felicitaciones a Biden y Harris el 13 de noviembre, sin mencionar los términos «presidente electo» o «vicepresidente electo», días después de que la dupla diera discursos de aceptación, el 7 de noviembre.

Además, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Wang Wenbin, enfatizó:

«Nosotros entendemos que los resultados de las elecciones estadounidenses serán determinados de acuerdo con las leyes y procedimientos estadounidenses».

Wang había hecho una declaración similar el 9 de noviembre.

Respuesta tardía

La lentitud del gobierno chino para emitir un mensaje de felicitación lo pone en contraste con la gran mayoría de países y medios de comunicación, que se apresuraron a felicitar a Biden por derrotar a Trump.

Si bien los recuentos de votos muestran a Biden a la cabeza, los resultados oficiales aún no se han certificado en los estados clave de Estados Unidos.

El litigio de la campaña de Trump y de abogados privados alega que un fraude sistemático masivo en las elecciones, cambió el resultado a favor de los demócratas.

El abogado personal de Trump, Rudy Giuliani, habla durante una conferencia de prensa en la sede del Comité Nacional Republicano en Washington, DC, el 19 de noviembre de 2020 (Imagen: MANDEL NGAN / AFP / vía Getty Images).

Los observadores de China dicen que Beijing solo pareció confiado en anunciar la campaña por Biden después de que la administración Trump autorizó a Emily Murphy, jefa de la Administración de Servicios Generales (GSA), para comenzar el proceso de traspaso a quien ella determinó que era el «aparente presidente electo».

La GSA tiene la tarea de manejar la transición política entre administraciones y autoriza los fondos necesarios para comenzar a introducir a un presidente recién elegido y sus asistentes al cargo.

Preparados

Tang Jingyuan, un analista de asuntos de China que reside en Estados Unidos, le dijo a The Epoch Times anteriormente que la República Popular China favorecía una presidencia de Biden.

Sin embargo, «Xi Jinping no quiere hacer enojar al presidente Trump, quien tiene el poder de lanzar políticas comerciales más duras, y continuar así en las próximas semanas».

También dijo que Beijing podría haberse estado preparando para la posibilidad de que Trump aún pudiera asegurar la reelección a través del sistema legal de Estados Unidos.

La administración Trump ha adoptado la postura más dura sobre China que cualquier administración estadounidense en las últimas décadas.

Washington ha impuesto aranceles severos a la República Popular China en represalia por sus prácticas comerciales ilícitas, ha detenido el espionaje industrial y militar chino y ha condenado al Partido Comunista Chino (PCCh) como un «Partido Marxista-Leninista totalitario centrado en la lucha y la dominación internacional».

Cómo la celebración de las elecciones en Beijing podría ser contraproducente

Larry Ong, analista de la consultora de riesgo político de China SinoInsider, dijo que a los líderes chinos probablemente se les hizo creer que el anuncio de la GSA, más las declaraciones hechas por los gobernadores estatales de Estados Unidos, significaban que la presidencia de Biden era una conclusión inevitable.

«Es probable que el PCCh esté operando en la suposición de que el proceso de certificación de los estados es un trato hecho cuando los gobernadores lo declaran»,

dijo Ong en un email del 26 de noviembre.

«Agrega a esto los fondos de autorización de la GSA para la transición de Biden, y entonces sabemos cómo es que el  PCCh asume que está respetando ‘las leyes de Estados Unidos  y sus procedimientos’, con respecto a la elección».

Ong también dijo que la lucha de facciones entre Xi y sus rivales en el régimen comunista podría impedir la entrega de información confiable y precisa a la sede del PCCh en Zhongnanhai.

«Es posible que no comprendan los detalles más finos del proceso electoral de Estados Unidos, y Xi también puede haber recibido informes incorrectos de las agencias de inteligencia del PCCh, sobre las cuales aún no ha consolidado su autoridad completamente»,

dijo Ong.

Volver al compromiso

Un análisis del 26 de noviembre de SinoInsider afirma que Xi y el régimen del PCCh tienen la esperanza de una administración Biden, ya que este último está dispuesto a «volver a la estrategia de ‘compromiso’ pro-China, aunque superficialmente pueda parecer como ‘competencia'».

«Esto se desprende de la falta de voluntad de Joe Biden para nombrar públicamente a China como la amenaza número uno para los EE. UU y sus principales funcionarios del gabinete»

dice el análisis, señalando que Xi y la República Popular China actualmente enfrentan una «tormenta perfecta» de factores económicos, sociales y crisis internacionales que podrían condenar al régimen.

Para Xi, el haberse equivocado al anunciar las elección estadounidense para Biden aumentaría sus riesgos políticos.

«Una presidencia de Trump significa una escalada de la confrontación estadounidense, que crea aperturas políticas para que los rivales de Xi las exploten»,

dijo Ong.

«La continuación de la presidencia de Trump es la peor pesadilla de la China comunista»,

dice el artículo de análisis de SinoInsider.

«No hay duda de que el presidente Trump sería muy duro con China si gana un segundo mandato».

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