Cómo Kenia está reviviendo antiguas tradiciones

La modernidad ha dotado a la humanidad de muchas cosas buenas. En el proceso, muchas prácticas han sido ciegamente desechadas con el pretexto de que son inútiles o anticuadas.

Esto ha creado una sensación de pérdida en numerosas culturas de todo el mundo y muchas comunidades sienten que el hecho de no tener en cuenta sus tradiciones ha destruido de alguna manera la unión de sus sociedades.

Algunos se han dado cuenta de que sus antiguas tradiciones aún tienen valor en el mundo moderno. En Kenya, ha habido un movimiento para revitalizar las antiguas costumbres.

Murriira 

En la comunidad Tharakan, había una práctica llamada «Muriira». Era un ritual practicado en la tribu cuando la comunidad se veía amenazada por algún tipo de peste o enfermedad.

La palabra «Muriira» significa esencialmente detener o desechar.

«El ritual Muriira» llama a la gente a proveer y preparar semillas sagradas – mijo y ragi (mijo africano) – y también a buscar hierbas silvestres para que las usen los Ancianos.

Estas deben ser preparadas de manera específica durante los ocho días del ritual, que es algo en lo que los miembros de la comunidad también pueden ayudar, bajo la instrucción de los Ancianos»,

según Terralingua.

Usando planos específicos, los miembros de la tribu hacen marigi, que son pequeños modelos que parecen puertas cerradas. Cuando todos los ingredientes del ritual están listos, la gente reza cantos sagrados durante una procesión en su comunidad bajo el liderazgo de sus Ancianos.

Los Ancianos entonces cavan un hoyo y entierran el marigi en todos los caminos que conducen a la comunidad. La práctica ha aumentado en el actual escenario de la pandemia COVID-19, incluso con personas que nunca solían creer en estos rituales dispuestos a donar para su éxito.

Los bosques de Kaya necesitan ser protegidos. (Imagen: YouTube/Screenshot)

Los bosques de Kaya

Kaya básicamente se refiere a las aldeas ancestrales de la tribu Mijikenda, que están rodeadas de bosques. En las últimas décadas, muchos miembros de la comunidad se han mudado cerca de las granjas, fuera de los bosques, para tener una vida mejor.

Sin embargo, siguen comprometidos con el cuidado de los kayas debido a sus vínculos ancestrales con ellos. Hay unos 45 kayas de este tipo en Kenya. Con una extensión de 10 a 900 hectáreas, estos kayas son áreas de biodiversidad.

Se dice que casi el 25 por ciento de las especies raras de Kenya se encuentran en los kayas.

Actividades como la minería, la tala ilegal, la apropiación de tierras y las invasiones agrícolas, están perjudicando a los kayas, lo que causa un gran daño a las especies animales y vegetales de Kenya.

Se han formado muchas ONG que, en asociación con los Ancianos tribales, fortalecen las costumbres tradicionales de gestión de los kayas y restauran los bosques destruidos.

Algunos miembros están preocupados por el desinterés de la generación más joven por las prácticas tradicionales y el descuido en la protección de los kayas.

La pobreza también es un gran desafío cuando se trata de proteger a los kayas.

Los recursos económicos que proporcionan los bosques de kaya son una atracción demasiado grande para las comunidades empobrecidas, como para que sea difícil proteger a los kayas de la invasión y la eventual destrucción.

La comunidad Borana ha resuelto el problema de la muerte de las vacas, tras utilizar los sistemas tradicionales. (Imagen: Pixabay / CC0 1.0)

El consejo de Dedha

Hace unos años, los miembros de la comunidad Borana, debido a las frecuentes sequías, perdían un gran número de vacas. Dado que los ingresos de la tribu procedían en gran medida del pastoreo, la pérdida de vacas se convirtió en un problema de supervivencia para la comunidad.

Antes de 1963, los Borana administraban la tierra en unidades «Dedha». Básicamente, un consejo de ancianos decidía la asignación de recursos, resolvía las disputas y mantenía el orden social entre las tribus.

Esto aseguraba que el uso de los pastos y el agua, por parte de la comunidad, estuviera dentro de niveles razonables para permitir a los miembros soportar las sequías.

Tras independizarse en 1963, el gobierno keniano rechazó la autoridad de los consejos de Dedha. En su lugar, recurrió a la intervención policial para gestionar cualquier disputa sobre la asignación de recursos.

Como resultado, se permitió a los agricultores dejar que su ganado pastara sin ningún límite, lo que provocó que el agua se agotara incluso antes de que terminara la estación seca.

Casi cinco décadas más tarde, en 2011, las tribus decidieron recuperar el sistema de consejos de los Dedha. En pocos años, los pastores dejaron de quejarse del ganado muerto por las sequías.

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