Por Viena Abdon
Franz era un soldado de Alemania del Este que había servido en el ejército durante varios años. Siempre había sido un soldado leal, que seguía estrictamente las órdenes de sus superiores. Pero un día se encontró con una situación que lo confundió y cuestionó su conciencia moral.
Ese día, Franz fue destinado a una pequeña ciudad para llevar a cabo una misión. Su superior le ordenó registrar una residencia en busca de un sospechoso de estar en contra del gobierno. Cuando llegaron a la casa, Franz vio a una mujer mayor y a una chica joven que estaban muy asustadas.

El superior de Franz le ordenó registrar a fondo la casa, pero cuando vio la expresión de terror en el rostro de la niña, empezó a sentirse culpable e inquieto. Empezó a cuestionarse si sus acciones eran moralmente correctas y si debía infundir miedo y amenazas a esta niña inocente.
Convertirse en un soldado más consciente y reflexivo
En los años siguientes, Franz se convirtió en un soldado más consciente y reflexivo. Ya no seguía ciegamente las órdenes de sus superiores, sino que asumía la responsabilidad de sus actos y hacía todo lo posible por proteger a los inocentes.
Al final, Franz decidió tomar cartas en el asunto. Informó a su superior que había registrado toda la casa y no había encontrado sospechosos. Evitó deliberadamente ciertas zonas de la casa para asegurarse de que la niña y su abuela no sufrieran daños.
Su superior le creyó y abandonaron la casa.

La expresión aterrorizada de la joven se quedó grabada en la mente de Franz, que empezó a reflexionar sobre sus acciones y sus deberes. Finalmente, se dio cuenta de que su deber era obedecer las órdenes de sus superiores y tener en cuenta su conciencia moral y su respeto por la humanidad.
Esta historia nos muestra que los soldados no deben limitarse a obedecer ciegamente las órdenes de sus superiores, sino que deben tener en cuenta su conciencia moral y su respeto por la humanidad. En algunas situaciones, deben proteger a personas inocentes que necesitan ayuda.