China pretende controlar los monasterios y conventos budistas del Tíbet

 

Por Max Lu

China dió un paso más al establecer nuevas reglas para colocar bajo su control a los principales monasterios y templos tibetanos.

Esto sucedió luego de proponer la construcción de la presa hidroeléctrica más grande del mundo en el río sagrado Yarlung Tsangpo del Tíbet, en la región de Larung Gar, uno de los monasterios más grandes del Tíbet.

Muchos ven esta medida como una violación de los derechos humanos y el derecho a las creencias religiosas.

Budismo en el Tíbet

El budismo que se practica en el Tíbet es una combinación de la forma tántrica o Vajrayāna de meditación india, budismo Mahāyāna y muchas creencias nativas tibetanas.

La creencia fundamental del budismo tibetano es la búsqueda de la verdad y el dharma (virtud) dentro de uno mismo.

Es un viaje de la mente y el alma, lo que lo diferencia de los sistemas de creencias cristianos occidentales.

En la actualidad, el budismo es la religión estatal del Tíbet y se practica como una filosofía de vida, lo que también ha permitido que el budismo sea popular en muchos países occidentales.

Las enseñanzas que forman el núcleo de la religión se pueden dividir en cuatro verdades que actúan como pautas para ayudar al buscador a conocer más sobre la naturaleza de los sufrimientos que enfrenta y comprender sus causas.

Estas verdades continúan hasta proporcionar la iluminación.

Dada la naturaleza de las enseñanzas, el budismo practicado en el Tíbet se trata principalmente de filosofía, pero la inclusión del aspecto tántrico le da un aspecto más sobrenatural.

Este concepto también se aprecia en su consideración de cada elemento natural como una entidad sobrenatural, lo que también hace que los tibetanos cuiden y protejan su entorno.

El budismo practicado en el Tíbet es una fusión de la forma tántrica o Vajrayāna de meditación india, con el budismo Mahāyāna y muchas creencias nativas tibetanas. (Imagen: pixabay / CC0 1.0 )

El significado de este movimiento

Desde que China tomó por la fuerza el Tíbet en 1951, los tibetanos han mostrado constantemente una resistencia activa a los avances del gobierno comunista chino.

Afirman que el gobierno comunista chino está destruyendo la cultura tibetana, las tradiciones y la identidad general del Tíbet.

Esto resultó ser cierto, ya que el gobierno chino eliminó la autonomía nominal que había concedido al Tíbet en 2012 y luego impuso una mayor vigilancia y regulaciones a los tibetanos.

Dando un paso más, China incluyó los monasterios y los conventos en los pliegues de su fuerte vigilancia.

El Partido Comunista Chino ha reprimido y perseguido durante años a las monjas y monjes tibetanos, en nombre de la estabilidad y la garantía del mantenimiento del orden público.

Recordemos que el partido comunista chino, es un gobierno ateo y persigue a todo movimiento que tenga que ver con un crecimiento espiritual o religioso.

Con la implementación de la «nueva regla», incluso las actividades físicas de los tibetanos ahora están controladas por el régimen comunista chino.

China afirma que esta medida se tomó para garantizar que se mantengan los números adecuados con respecto a las estancias en estos lugares religiosos y para garantizar que los monasterios se administren correctamente.

Ahora se les dice a los monjes y monjas que cambien sus enseñanzas y procesos de pensamiento con respecto a sus prácticas budistas.

Se les exige que se critiquen entre sí y cuestionen sus ideologías como parte de una mejor comprensión de su religión.

El Partido Comunista Chino ha reprimido durante años a las monjas y monjes tibetanos en nombre de la estabilidad y para garantizar el mantenimiento del orden público. (Imagen: vía pixabay / CC0 1.0)

Represión, persecusión y control que no terminan

Si bien la represión del Tíbet por parte del régimen comunista chino siempre ha estado presente, las cosas se han intensificado bajo el mandato  del presidente Xi Jinping.

A pesar de que el budismo tibetano es la religión principal de China, esto no impidió que el actual gobierno chino promulgara un programa de demolición y expulsión en Larung Gar en junio de 2016.

Y así también la órden de una demolición masiva y de desalojo forzoso, que redujo el número de residentes allí de 10,000 a solo 5,000.

La acción también provocó que la ONU cuestionara a China sobre la legalidad de su movimiento, que provoca violacion a los derechos humanos.

Este movimiento es en realidad parte del sueño de Xi Jinping de crear una China unida y un «rejuvenecimiento de China».

Este reciente intento de convertir a las personas o costumbres al modo chino consolida aún más el sueño de Xi Jinping de alcanzar estos objetivos.

Cabe recalcar que actualmente la cultura China, no es igual a la China ancestral, este país luego de la llegada del comunismo, tuvo una pérdida importante en sus valores creencias y costumbres.

 

Max Lu
El  autor  de este artículo se especializa en geopolítica asiática.

 

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