A medida que el Partido Comunista Chino (PCCh) sigue creando nuevos pueblos cerca de las regiones fronterizas del Himalaya, las disputas territoriales entre India y China se intensifican.
Los expertos afirman que esta es un reflejo de la estrategia que el régimen ha utilizado al construir islas con el fin de reivindicar su reclamo en el Mar de China Meridional.
«Las aldeas fronterizas son el equivalente en el Himalaya de las islas creadas artificialmente en el Mar de China Meridional y no olvidemos que alli, China ha redibujado el mapa geopolítico sin disparar un solo tiro», dijo a la VOA Brahma Chellaney, profesor de estudios estratégicos del Centro de Investigación Política de Nueva Delhi.
«Beijing avanzó en su expansionismo no empleando directamente la fuerza, sino a través de la guerra asimétrica e híbrida. Ese éxito en el Mar de China Meridional ha envalentonado a China y ha llevado ese libro de tácticas a las tierras fronterizas del Himalaya», señaló.
India afirma que la mayoría de los asentamientos civiles se están construyendo a lo largo de la frontera del estado indio nororiental de Arunachal Pradesh, que China afirma que forma parte del sur del Tíbet.
En enero, unas imágenes por satélite analizadas por la televisora NDTV de Nueva Delhi revelaron que en el año pasado se construyeron 101 nuevas viviendas en un pueblo cercano a Arunachal Pradesh, con capacidad para albergar a miles de personas.
Sin embargo, un mapa online creado por el Topógrafo General de la India, que el gobierno utiliza como mapa oficial, muestra claramente que la aldea está situada en territorio indio.
El Ministerio de Asuntos Exteriores indio declaró a NDTV:
«Hemos visto informes recientes sobre la realización de obras de construcción por parte de China a lo largo de las zonas fronterizas con India… Nuestro Gobierno también ha intensificado las infraestructuras fronterizas, incluyendo la construcción de carreteras, puentes, etc, lo que ha proporcionado una conectividad muy necesaria a la población local a lo largo de la frontera».
La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Hua Chunying, rechazó el informe de la NDTV, afirmando que Beijing «Nunca ha reconocido el llamado Arunachal Pradesh», a la vez que afirmaba formalmente que el estado indio está «establecido ilegalmente en el territorio chino».
Los analistas afirman que los esfuerzos de construcción de aldeas se han vinculado oficialmente a los proyectos de alivio de la pobreza y de defensa de las fronteras auto proclamadas por el PCCh.
Claude Arpi, estudioso de Tíbet, China e India, dijo que el régimen comunista «Cambia el estatus de una zona que antes estaba deshabitada para habitarla con gente del Tíbet o de China continental. Así cambian la demografía en una zona en disputa».

Al fortificar las infraestructuras de estas zonas, incluso con carreteras, cable de fibra óptica y electricidad, Beijing se asegura de que estas regiones puedan adaptarse a las necesidades civiles o militares.
Arpi afirma que el desarrollo de pueblos en zonas montañosas remotas con escasa o nula actividad económica, indica que el régimen comunista tiene planes estratégicos más amplios.
Además, aunque estos pueblos se construyan en el sur del Tíbet, muchos de los colonos son en realidad chinos Han, el grupo étnico mayoritario de China, y no tibetanos.
Como resultado, el PCCh puede suprimir simultáneamente la cultura tibetana en la región y asegurarse de que la población en general sea leal al Partido.
Mil millones de personas perjudicadas río abajo
El 14º Plan Quinquenal de China, aprobado recientemente en la sesión anual de la Asamblea Popular Nacional (APN), prevé la construcción del ferrocarril Sichuan-Tíbet cerca de la frontera indochina.
El ferrocarril pasa cerca de Arunachal Pradesh y permite a China desplegar rápidamente en la zona, tropas del Ejército Popular de Liberación (EPL) cuando sea necesario.
El ferrocarril, que se espera que esté terminado para 2030, ha sido aclamado por los académicos chinos como un activo fundamental para la entrega de «material estratégico» en los pueblos fronterizos.
Además, China está construyendo una enorme represa en el río Brahmaputra en la región tibetana, junto con otras diecisiete represas estimadas a lo largo de su curso inferior.
Se supone que la presa principal se convertirá en la mayor represa del mundo, incluso mayor que la de las Tres Gargantas en la provincia de Sichuan.
Sin embargo, se espera que unos mil millones de personas se vean perjudicadas, incluyendo a los habitantes de los países situados aguas abajo que dependen de las aguas suministradas por el río y sus afluentes.
«La enorme afluencia de personas y las actividades de construcción a gran escala, que incluyen la construcción de aeropuertos fronterizos y 200 aldeas de defensa de la frontera, provocarán sin duda un calentamiento de las temperaturas», afirmó Jayadeva Ranade, Presidente del Centro de Análisis y Estrategia de China, en un artículo de la Fundación Internacional Vivekananda.
«A su vez, esto acelerará el retroceso de los glaciares y reducirá drásticamente el caudal de los ríos alimentados por los glaciares que riegan la llanura indogangética, donde reside la mayor parte de la población india. Esto conllevará problemas de seguridad no convencionales«, escribió.
Arvind Datta:
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